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El gobierno federal tendrá que reducir el gasto corriente además de aumentar precios y tarifas del sector público para captar recursos extras y así compensar los ingresos que se dejarán de percibir por la caída en los precios internacionales del petróleo en 2010
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Por Notimex CIUDAD DE MÉXICO.- El gobierno federal tendrá que reducir el gasto corriente además de aumentar precios y tarifas del sector público para captar recursos extras y así compensar los ingresos que se dejarán de percibir por la caída en los precios internacionales del petróleo en 2010, coincidieron especialistas del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y de Grupo Financiero Ixe. Los especialistas consultados coincidieron además en que existen pocas posibilidades de lograr una reforma fiscal integral. El ambiente electoral que se vive en el país, aunado a la recesión económica y a los efectos de la epidemia de influenza A H1N1 dificultan la discusión de un aumento o aplicación de nuevos impuestos en alimentos y medicinas, argumentaron. De acuerdo con información del CIDE, una reforma fiscal que generalice el Impuesto al Valor Agregado (IVA) incrementaría entre 2.5 y 3.0% los ingresos por recaudación. A decir del economista Senior de Ixe Grupo Financiero, Luis Flores, aun cuando es necesaria una reforma fiscal integral, por el lado de los impuestos hay poco margen de acción, ya que ante la crisis que se está viviendo es difícil que las fuerzas políticas se pongan de acuerdo para impulsar una iniciativa en este sentido. La situación en ese frente, agregó, es diferente a la de 1995 cuando en plena crisis económica se modificó el Impuesto al Valor Agregado, porque la estructura en el Congreso lo permitía. Por el lado del gasto, refirió, también hay poco margen de maniobra, pues durante los años 90 en la época de privatización fue bastante amplio, ya que el gobierno pudo obtener ingresos extraordinarios por la venta de varias compañías y empresas paraestatales. Así que, subrayó, donde se podría hacer algo sería en la parte del gasto corriente, en donde el gobierno podría hacer un esfuerzo en reducir su tamaño para liberar recursos, aunque "no sería suficiente para equiparar el año". Otras alternativas como un aumento de impuestos o un recorte al gasto social o de infraestructura no son muy viables en el corto plazo y pudieran ser dañinos para la economía mexicana, advirtió. Para el profesor e investigador de la División de Economía del CIDE, Raúl Feliz, la debilidad de las finanzas públicas no sólo es un problema de ingresos, sino también de gasto, ya que se ha demostrado que su calidad es bastante mala. En el caso de retomar el tema del IVA en el corto plazo, es conveniente en el sentido de que no requiere crear una administración nueva y permitiría cerrar muchos hoyos, pero el entorno actual lo hace poco factible. Luis Flores advirtió un déficit fiscal en 2010 y 2011, como consecuencia de los programas de estímulo económico que ha hecho México para reactivar la economía. "Eso es un costo y una consecuencia natural de lo que se ha venido haciendo y que no será privativo de México, sino de todo el mundo, así que la mejor estrategia para tratar de fomentar una reforma fiscal es promover la misma economía", manifestó.