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Según un estudio, durante 2020, por este modelo se generó un ahorro promedio en inmuebles de 10,000 dólares al año por empleado, de acuerdo a Global Workplace Analytics.

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Tras 9 meses de la crisis por el Covid-19 se habían implementado esquemas de trabajo a distancia sin regulación alguna, pero el 11 de enero se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la reforma al teletrabajo (home office) que el 12 de enero entró en vigor.

Las nuevas reglas establecen que las empresas tienen que instalar y dar mantenimiento a las herramientas necesarias para realizar el teletrabajo (equipos de cómputo, sillas e impresoras), así como asumir el pago de servicios de Internet y una parte proporcional de la energía eléctrica, situación que se espera, mejorará la productividad laboral.

Previo a la pandemia, en México, solo 34% trabajaba de manera remota a tiempo completo, mientras que durante el confinamiento la cifra subió a 68%, de acuerdo con un estudio encabezado por la IAE Business School.

La reforma buscará brindar asesoría a empleados para garantizar el uso correcto de la tecnología, así como el derecho del trabajador a desconectarse una vez terminada la jornada laboral, lo que contribuirá al bienestar del trabajador y beneficiará a empresas a largo plazo.

“Esta reforma resulta muy benéfica, ya que da existencia dentro de la ley a una de las modalidades de trabajo con mayor crecimiento durante el 2020: el home office y sirve como punto de partida para estándares y condiciones necesarias mínimas para el trabajador”, argumentó Oscar Novoa, Vicepresidente de Productividad Empresarial en C3ntro Telecom.

Cambios laborales

“Si bien ya estaba siendo cuestionado el liderazgo en el mundo empresarial, el home office demostró que así no funcionan las cosas. Los líderes de las compañías tuvieron que dar los primeros pasos para una gestión basada en la confianza, generando nuevas relaciones con sus equipos para trabajar desde ahí”, expresó.

El experto agregó que existieron tres etapas para una correcta adopción del home office, la primera de ellas fue la respuesta frente a los retos del confinamiento: “Los trabajadores entraron en su propia fase de respuesta, no estaban preparados para la situación que atravesamos, no tenían escritorios, el ancho de banda adecuado ni sillas ergonómicas, pero tuvieron que hacer frente con sus propios recursos”.

La segunda etapa fue la fase de recuperación en la que tanto compañías como trabajadores crean competencias y afinan su contexto para poder adaptarse: “ya no estamos con esta gran pregunta de ¿cómo lo hago?, ya resolví el tema con el Internet, el espacio, la iluminación, ya hice acuerdos en casa para establecer reglas”, explicó.

En la tercera, la empresa se volvió resiliente, pues aprendió a crecer ante las dificultades del cambio. “Resiliencia no solo es como ante una crisis puedo recuperarme, también es saber que voy a llegar a una realidad diferente a la que estaba acostumbrado. Es una gran invitación tanto para las empresas como para sus trabajadores para reimaginarnos”, puntualizó.

Según expertos las empresas, durante 2020, generaron un ahorro promedio en inmuebles de 10,000 dólares al año por empleado, de acuerdo con un estudio global realizado por la compañía de investigación internacional Global Workplace Analytics.