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Las grandes obras de infraestructura no han sido suficientes para reactivar el segmento de mercado.

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A pesar de que el gobierno federal le ha puesto mucho énfasis a grandes obras de infraestructura, las cuales incluso no se detuvieron  durante el periodo de confinamiento en 2020, la construcción de obras de ingeniería civil sigue siendo el segmento más afectado de la industria de la construcción en su conjunto.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el primer semestre de 2021 la construcción de obras de ingeniería civil reportaron una contracción de -1.2% en relación al periodo enero-junio del 2020. Desafortunadamente esta tendencia negativa lleva al menos seis años, porque la contracción inició desde los recortes al presupuesto en la administración de Enrique Peña Nieto.

Es importante recordar que a lo largo de todo el año 2020, este segmento de obras de infraestructura presentó una contracción de -25.3%, a pesar de que no se detuvieron las grandes obras como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Aeropuertos Felipe Ángeles y el corredor Transístmico.

Esto es significativo para el sector de la construcción, pero su desempeño se explica por la caída de la inversión pública en obras de infraestructura desde hace ya cerca de seis años, al menos.

Datos de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC),  revelan que la inversión pública pasó de 6% del PIB en 2009 a 2.8% en 2019 y que en 2020 siguió bajando a consecuencia del COVID-19, subejercicios y reducciones presupuestales.

Dichos datos reflejan la debilidad del sector, lo que se suma a la pobre inversión privada en la misma, toda vez que esos grandes proyectos la participación de particulares es mínima.

Por ahora, no hay señales que nos anticipen una recuperación de este importante segmento de la industria de la construcción.