Vivir en América Latina y el Caribe no siempre es sinónimo de bajo costo, especialmente para los habitantes locales. Aunque la región puede parecer asequible para turistas o extranjeros con ingresos en dólares o euros, la realidad para quienes viven y trabajan ahí es muy distinta: los salarios bajos y el encarecimiento de bienes y servicios hacen que mantener un nivel de vida digno sea cada vez más difícil.
El estudio refleja una brecha marcada entre los ingresos y los costos diarios. En Costa Rica, por ejemplo, el salario mínimo promedio ronda los 726 dólares mensuales, el más alto de la región. Sin embargo, está lejos de los niveles de países como Canadá (1,944 dólares) o Estados Unidos (1,200 dólares), y aún más de economías europeas como Alemania (2,229 dólares) o Australia (2,427 dólares).
Ahor bien, esta disparidad explica por qué muchos trabajadores latinoamericanos deben recurrir a fuentes adicionales de ingresos o reducir gastos en ocio, vivienda o vacaciones. La inflación, la dependencia de importaciones y los costos de energía y transporte también son factores que encarecen la vida cotidiana en varias ciudades.
Las 14 ciudades más caras de América Latina y el Caribe, según el índice:
- Montevideo, Uruguay (179 del mundo)
- San José, Costa Rica (189)
- Monterrey, México (208)
- Buenos Aires, Argentina (214)
- Panamá, Panamá (223)
- Querétaro, México (233)
- Ciudad de México, México (235)
- Caracas, Venezuela (240)
- Córdoba, Argentina (242)
- Ciudad de Guatemala, Guatemala (247)
- Mérida, México (251)
- Santiago de Chile, Chile (256)
- Guadalajara, México (259)
- San Salvador, El Salvador (260)
Cabe recordar que Numbeo utiliza como punto de referencia a Nueva York, con un índice base de 100 puntos en rubros como costo de vida, renta, alimentos, restaurantes y poder adquisitivo. En comparación, las urbes latinoamericanas más costosas alcanzan entre 50 y 70 puntos, lo que evidencia que, pese a ser más baratas globalmente, representan un esfuerzo económico mucho mayor para quienes perciben salarios locales.
