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Los amparos, acciones de inconstitucionalidad, expropiaciones y temas políticos, incluso la reelección, convergen en el Poder Judicial, el cual atraviesa un momento delicado para el equilibrio de poderes en México.

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La lapidaria frase de frase del maestro Jesús Reyes Heroles, "en política, la forma es fondo", ahora ha entrado en una fase delicada ante la tentación de la continuidad del poder.  

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo durante su conferencia mañanera de hoy, que con la decisión política de ampliar la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no se está preparando una reelección de la Presidencia, una vez culminado su periodo en 2024.

“Ya escuché que si se amplía el mandato de Arturo Zaldívar yo puedo reelegirme. Les digo: yo no soy igual; voy a tener dos meses menos porque voy a terminar a finales de septiembre y me retiro por completo de la actividad pública, me voy a Palenque a escribir... Voy a vivir de mi pensión del ISSSTE y de adulto mayor”.

Sin embargo, diversos analistas políticos ven en la ampliación de la Presidencia de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, un amplio margen para revertir políticas económicas para estatizar al Estado mexicano, e incluso, pavimentar el camino para una posible reelección, debido a que tendrá en sus manos, prácticamente, al Poder Judicial.

Rompimiento institucional

Ricardo Raphael, en su columna en Milenio, argumentó que tanto el Presidente, como su partido, Morena, están tentando al magistrado Zaldívar, quien tendrá que elegir entre “romper con jueces, magistrados, ministros, litigantes, jurisconsultos, y teóricos de la Constitución”.

“Carga de gravedad esta decisión que, de aceptar la manzana ponzoñosa, el antecedente podrá servir para alargar el mandato presidencial, o el de cualquier otro funcionario con ánimo de aferrarse al poder (…) Si Zaldívar prolonga su mandato, estará sentando un precedente para que otros funcionarios, incluido Andrés Manuel López Obrador, extiendan el propio”.

Apoyo del Ejército

Por su parte, el columnista Leo Zuckermann, en su columna de Excélsior, se pregunta:

“¿Se va a quedar López Obrador en la Presidencia cuando termine su sexenio? ¿No querrá reelegirse? ¿Le ampliarán su periodo presidencial más allá de los seis años?”Siempre he respondido que no lo creo. Ya empiezo a dudarlo.

El analista construye su argumento en el sentido que su relación con las Fuerzas Armadas le está pavimentando el poder: “Nunca, desde que los civiles tomaron el poder durante el sexenio de Miguel Alemán (1946-1952), un Presidente le había dado tanto poder al Ejército y la Marina (…) Con tantos beneficios, a la hora de optar, los militares estarían de acuerdo con la continuidad de este proyecto político”.

Dijo que al final del día, “se requiere del apoyo incondicional de las Fuerzas Armadas si quiere quedarse en el poder más de un sexenio”. Según datos de Fonatur, por ejemplo, más de la mitad del Tren Maya será para beneficiar a los miembros del Ejército Mexicano con pensiones y para un retiro digno.

Zaldívar y la disyuntiva

El fundador de Sin Embargo, Jorge Zepeda Patterson, en su columna, argumenta el dilema que tiene entre manos el ministro Zaldívar, quien por su compromiso con los juristas, se ha ganado el respeto de los magistrados en el país, pero que ahora, tiene que tomar la decisión de enemistarse con el Presidente o dar rienda a su tentación autoritaria.

“(…) el ministro Presidente de la Suprema Corte se ve en un terrible dilema que en última instancia tendrá que resolver él solo: dar gusto al Presidente y a sus propias inclinaciones políticas aceptando la extensión de su mandato, o ser fiel a sus atribuciones como responsable último de la autonomía de la Suprema Corte”.

Patterson adelanta que, según el panorama electoral no favorecerá al partido del Presidente, por ello, desea tener el control de la Suprema Corte para allanar el camino para más decisiones para fortalecer al gobierno obradorista y modificar al Estado mexicano.

Margen para controlar decisiones

Finalmente, José Gil Olmos, de Proceso, afirma que la decisión también contiene un elemento de poder para afianzar los proyectos económicos de López Obrador y para empoderar al Ejército y las decisiones estratégicas:

“La legitimidad de los principales proyectos de la Cuarta Transformación está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Desde el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), hasta la política energética, pasando por la militarización de la seguridad pública, la gestión gubernamental de López Obrador busca del aval constitucional del máximo tribunal del país”.

La infraestructura, la presencia de las Fuerzas Armadas, el manejo discrecional de los tiempos oficiales de la radio y televisión (…) tienen juicios de amparo, controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad (…) pendientes de resolverse en la SCJN, presidida por Zaldívar, quien de aprobarse en el Congreso la reforma a Ley Orgánica del Poder Judicial, podría extender su mandato hasta 2024, el mismo año en que termina la administración lopezobradorista”.

Con información de “La Mañanera entre líneas”, Excélsior, Milenio, Proceso y Sin Embargo.