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Se está presentando una convergencia de factores económicos y políticos que pone seriamente en duda el estatus del dólar estadounidense como divisa de referencia a escala mundial, lo que podría representar una enorme repercusión en los mercados en una época donde no habrá estímulos de los bancos centrales.

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Así lo expresó Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones y managing director de Carmignac, un de las principales gestoras de activos independientes del mundo. Recordó que desde el año 2008 el dólar ha sido la divisa mundial por la que han optado todas las gestoras de activos internacionales.

Sin embargo, desde principios de este año, existe la sensación de que la notoriedad del liderazgo estadounidense está disminuyendo y, al mismo tiempo, la zona Euro y China se fortalecen como parte de lo que parece el renacimiento de las divisas alternas.

Afirmó que Estados Unidos le está dando la espalda a Alemania y, con la elección de Macron en junio, el país germano podría por fin estrechar sus lazos con Francia y forjar el famoso eje franco-alemán. Al mismo tiempo, la posición de Xi Jinping en China es más sólida que nunca. Todos estos acontecimientos, en conjunto, hacen que las divisas alternativas disfruten de una suerte de renacimiento y, por ello, con una marcada tendencia positiva para el euro, el yuan y el oro.

“Si nos fijamos en el plano económico, todo concuerda a la perfección. Existen desconexiones en los ciclos económicos: por un lado, la actividad industrial se ralentiza en Estados Unidos, pero el consumo está recobrando dinamismo -si bien este hecho se debe únicamente a que la tasa de ahorro en este país ha disminuido en fechas recientes- esta tendencia no es sostenible. La siguiente fase del ciclo estadounidense sugiere una ralentización del consumo.

Por otro lado, Europa se encuentra en una situación de mayor fortaleza —mucho más lejos de una ralentización—, lo que constituye un interesante reflejo del 2014, cuando Estados Unidos lideraba la recuperación económica y los mercados se mostraban mucho más pesimistas respecto del país norteamericano que de Europa”, afirmó.

La fortaleza del euro es positiva para Europa. Sin embargo, el Banco Central Europeo deberá ser capaz de buscar una política monetaria que equilibre a la economía. La decisión del banco central será un acontecimiento decisivo para los mercados de todo el mundo, concluyó.