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La demanda se contrajo en los meses de confinamiento, pero va reactivando a partir de julio y agosto, no así la inversión que no muestra señales de reactivación hasta ahora.

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La edificación está teniendo un desempeño históricamente adverso, con una caída de -21.2% de enero a julio, en comparación con el mismo periodo del año pasado, de la mano con el desplome de la inversión residencial que en el primer semestre de 2020 se contrajo -20.1% a tasa anual, según se observa en la información publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

La magnitud de este ajuste supera ampliamente lo observado en la crisis recesiva de 2009.

Asimismo, la profundidad de la tendencia negativa fue determinada por la parálisis que se determinó en los meses de abril y mayo, debido a que la construcción no fue considerada una actividad esencial ante la contingencia sanitaria.

Sin embargo, la tendencia negativa tuvo su origen tiempo atrás. Ya al cierre del primer trimestre del año en curso la edificación reportaba una contracción de -6.3% en términos anuales.

Pero sobre todo, durante 2019 la edificación reportó una contracción de -3%, de la mano con un ajuste a la baja en la inversión residencial que se contrajo en el mismo periodo -1.5%. En ambos casos reflejando la recesión económica que ya experimentaba el país

La edificación fue el soporte de la industria de la construcción en años previos, sobre todo desde que se anunciaron recortes al gasto público en la administración de Peña Nieto y que le pegaron muy fuerte a la obra civil. Sin embargo, durante 2019, en particular, el desempeño fue determinado en gran medida por la parálisis de obras en la Ciudad de México ante las medidas anunciadas por la nueva administración.