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En la industria de la iluminación, las certificaciones LEED, WELL y BREEAM establecen estándares claros para alcanzar la sostenibilidad, la eficiencia energética y el bienestar en las edificaciones.

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Para el mundo, la edificación sustentable, más que una tendencia, es una urgencia si se quiere cumplir con el noveno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): Infraestructuras con un futuro sostenible.

A medida que crece la preocupación sobre la calidad de vida de las personas y el cambio climático, tres certificaciones destacan como estándares líderes de la promoción de prácticas de construcción responsable: LEED, WELL y BREEAM.

Como su objetivo en común es mejorar la calidad y el funcionamiento de las edificaciones, los desarrolladores de los proyectos de construcción sostenible que quieran ser avalados bajo alguna de estas tres opciones, deben saber que cada una tiene sus particularidades en cuanto a procesos de ejecución y evaluación.

En lo que respecta específicamente al diseño de iluminación profesional, expertos te explican cuáles son sus principales diferencias y qué es lo que se analiza para lograr cada certificación.

 

Leadership in Energy and Environmental Design (LEED)

Se aplica en todas las fases de construcción en cualquier tipo de edificio, incluyendo remodelaciones y nuevas plantas. Para obtenerla, los proyectos deben sumar cierto score, según las características y sistemas implementados. El número máximo de créditos es 110, y dependiendo de los alcanzados hay 4 categorías de distintivos: Certificado (únicamente), 40-49 puntos; Plata, 50-59 puntos; Oro, 60-79 puntos; y Platino, más de 80 puntos.

Al respecto, Juan Carlos Laso, CEO de Grupo Construlita, señaló que para el caso de LEED, el enfoque en cuanto al diseño lumínico se centra en el aprovechamiento de la luz natural y la iluminación interior eficiente, por lo cual las soluciones y sistemas de iluminación aplicados a cada espacio interior son relevantes para la evaluación de esta certificación.

Los créditos relacionados con la iluminación interior en particular, cambian con sistema de valoración, pero generalmente se califica: la reducción de la contaminación lumínica, el bajo consumo, la eficiencia energética, el uso de energías renovables, control y automatización de la iluminación, así como la calidad de luz (niveles, reproducción cromática, vida útil, tipología, confort visual, deslumbramientos y reflectancias).

 

“Hoy en día, en México hay más de 650 edificios con certificación LEED. A pesar de que entre la sociedad es una de las más famosas, a nivel industrial no es la de mayor penetración”, agregó el experto.

 

WELL Building Standard

Destaca por ser la primera centrada exclusivamente en la salud y el confort de los usuarios, y su versión inicial se remonta al año 2014 (WELL v1), antes de que evolucionara a WELL v2 y posteriormente a WELL Core. Es el sistema de certificación más reconocido a nivel mundial para el diseño, construcción y operación de edificios saludables.

Su objetivo es “generar una experiencia positiva en los habitantes de un espacio, para crear un mayor nivel de contemplación, concentración y productividad sin descuidar el sentido social ni de pertenencia con el entorno. Desde el punto de vista de la comunidad, es muy progresista”, comentó Laso.

La certificación busca, paralelamente, mejorar la nutrición de las personas, su bienestar físico, el comportamiento y los patrones de sueño. Tanto en este último punto como en el resto, la iluminación juega un papel silencioso pero muy relevante.

 

 

Al igual que en el caso de LEED, el enfoque en la iluminación de WELL depende de la versión que se busque obtener, pero en resumen analiza: la exposición a la luz natural y artificial, el confort y agudeza visuales, la iluminación circadiana interior y conexión al exterior, el control de deslumbramientos naturales y artificiales.

Así como los contrastes y reflectancias de estaciones de trabajo, la calidad de color y fidelidad cromática, control de reflectancias, el diseño de iluminación natural y ventanas, balance visual, calidad de luz, intrusión lumínica, control y automatización de la iluminación, aparte de la exposición y conexión con el exterior.

La certificación se aplica sobre todo a oficinas, restaurantes, hoteles, escuelas, deportivos y centros de entretenimiento. A la fecha, hay por lo menos 2 mil 400 proyectos pre-certificados con WELL en el país”, indicó el CEO.

 

Building Research Establishment Environmental Assessment Method (BREEAM)

Tras varios ajustes desde su lanzamiento, hoy en día se concentra en ofrecer mayor salud y confort para las personas que viven, trabajan o utilizan el edificio en cuestión. A la vez califica la rentabilidad para quien lo construye, opera o mantiene, además de que su reducción de impacto medioambiental sea notable.

“Por así decirlo, es la certificación de construcción sustentable con más sentido de responsabilidad social corporativa, y el 99% de quienes aplican para obtenerla lo logran. Se distingue también por buscar una mayor flexibilidad y vida útil de los inmuebles, incrementando su funcionalidad y valor”, expresó Laso.

En cuanto a iluminación, BREEAM prioriza los siguientes factores: confort visual, eficiencia energética, selección de materiales y su vida útil, reducción de contaminación lumínica, monitoreo energético, iluminación exterior, equipamiento sustentable e innovación (en general).

 

Cabe precisar que BREEAM es la certificación de construcción sostenible más socorrida en Europa, con más de 200 mil edificios avalados, y que en Latinoamérica está en pleno proceso de adopción, con algunas firmas calificadoras ya especializadas en ella.

 

LEED, WELL y BREEAM cohesionan a la industria de la iluminación y dan orientación al establecer estándares muy claros para alcanzar la sostenibilidad, la eficiencia energética y el bienestar. Promueven que los constructores busquen la asesoría correcta para adoptar prácticas sostenibles, eficientes y saludables en su diseño y operación de edificios.

"Y más que el valor agregado que puedan dar a un inmueble en el mercado, económicamente hablando, la esencia de estas certificaciones es generar un impacto positivo en el planeta y en la calidad de vida de las personas que lo ocupan o habitan”, concluyó el CEO.