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Aunque estos remates han logrado democratizar el acceso a las inversiones inmobiliarias, todavía persisten algunos mitos en torno a ellos que es indispensable derribar.

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Para los inversionistas, los precios competitivos que ofrecen los remates hipotecarios son ‘oro puro’, de ahí que cautivan a muchas personas. Sin embargo, pocos entienden qué son y cómo funcionan, además de que han sido usados como señuelo por estafadores, lo que ha generado diversos mitos, desde percepciones erróneas sobre la calidad de las propiedades hasta malentendidos sobre los requisitos financieros.

 

“Estas subastas están democratizando las inversiones, porque gracias a ellas, las personas pueden empezar a invertir en propiedades que de otro modo estarían lejos de su alcance”, comentó Mike Ramírez, Fundador de Blun.M2.

 

Se trata, prosiguió, de una verdadera revolución en la manera de invertir, pero para que esto continúe, es indispensable derribar los mitos que hay sobre los remates hipotecarios.

Para la empresa, los mitos en torno a los remates hipotecarios tienen un origen en común: la falta de información. Por lo que te presenta los cuatro mitos más comunes y los contrasta con información confiable:

 

  1. Los remates son ideales para acceder a una vivienda

No obstante que muchas personas lo usan como una opción para adquirir la nueva casa en la que vivirán, la realidad es que, debido a su modelo, los remates hipotecarios son negocios financieros, no inmobiliarios; ya que se trata de una cesión de derechos, es decir, un proceso de cobranza, lo cual no es precisamente una opción viable para habitar la propiedad a corto plazo. “Lo ideal es invertir para adquirir la propiedad y posteriormente, tras recuperarla, iniciar un proceso de remodelación para luego ponerla a la venta a un precio mayor y así obtener ganancias. El objetivo no es quedarse con el inmueble, sino obtener ganancias por el pago de esa deuda”, señala Ramírez.

  1. El proceso inicia con el pago de impuestos

Falso. En un remate hipotecario los impuestos se pagan hasta el momento en que se lleva a cabo la adjudicación del inmueble y se precede a la escrituración de la propiedad. Es importante considerar contribuciones por conceptos como enajenación, adquisición e Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles (ISAI). Por cada uno de estos, el monto a cubrir va a depender de un avalúo judicial que se lleva a cabo para el remate de la propiedad y del precio en el que se compra el inmueble.

 

El inmueble adqurido mediante una subasta no pierde plusvalía.

 

  1. La adjudicación es 100% segura

Falso. No existe un remate hipotecario 100% seguro, pero los riesgos se pueden inhibir en la medida en que se lleve a cabo una investigación exhaustiva de la propiedad y se cuente con el apoyo de un equipo de expertos en la materia, cuya labor se centra en verificar que el inmueble no tenga embargos, gravámenes o algún problema legal. “Los riesgos se mitigan poniendo en marcha dos acciones: la primera consiste en acercarse a un equipo de expertos para recibir asesoramiento, esto mitiga en un 90% los problemas; y la segunda está relacionada con el tiempo de adjudicación, el cual representa el otro 10%, y podemos tener mayor claridad a medida en que hagamos un buen análisis comercial, financiero y jurídico de la propiedad”, explica el experto.

  1. La propiedad pierde plusvalía con un remate

Falso. Aunque el remate hipotecario se realice por un monto inferior al valor estimado de la propiedad, el inmueble no pierde plusvalía; ya que al momento de la subasta lo que se adquieren son derechos de cobranza y no el inmueble en sí. Algo importante que precisar es que los rendimientos por esta operación no se obtienen por invertir en la casa o propiedad, sino en los derechos de adjudicación que se adquirieron por la propiedad. “Una vez adquirida la casa o el inmueble, el inversionista se convierte en el nuevo dueño y su valor puede aumentar o disminuir dependiendo de las modificaciones que realice para aumentar su valor, ya sea remodelando, vendiendo o poniendo en renta la propiedad”, concluyó Ramírez.