Recientemente, el gobierno estadunidense anunció propuestas destinadas a acelerar el desarrollo y el despliegue de vehículos autónomos. Sin embargo, ¿están los vehículos autónomos listos para salir a la carretera?
El nuevo libro blanco del Foro Económico Mundial analiza la preparación de los vehículos personales, los robotaxis y los camiones autónomos durante la próxima década. Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña anunciaron recientemente la velocidad con la que se implementarán los vehículos autónomos en sus naciones.
Esto ocurre mientras el gobierno del Reino Unido retrasa la fecha en la que espera aprobar los coches totalmente autónomos de 2026 a la segunda mitad de 2027. Pero ¿qué son exactamente los vehículos autónomos, qué países están a la vanguardia y qué nos depara el futuro?
¿Qué son los vehículos autónomos?
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA) utiliza el término “sistemas de conducción automatizada” para referirse a los tipos de vehículos en los que ya no se requiere un conductor tradicional. Estos tipos de vehículos también se denominan a menudo vehículos automatizados, explica la NHTSA.
Añade que, siguiendo los estándares de la industria, no utilizan el término “conducción autónoma” al hablar de niveles superiores de automatización. “Esto describe el estado de funcionamiento de un vehículo, pero no necesariamente sus capacidades”, explica.
Vehículos con más probabilidades de volverse autónomos
▪ Vehículos personales. Constituyen el segmento de mercado de vehículos autónomos más grande en términos de volumen. Sin embargo, la automatización será una evolución gradual, más que una revolución, según el informe técnico.
Es probable que los vehículos particulares se beneficien de funciones de asistencia avanzadas, en lugar de autonomía total. Para 2030, es probable que las tecnologías de nivel L2 y L2+ sean las más predominantes en los vehículos nuevos.
“Los conductores de la mayoría de los coches nuevos seguirán teniendo que mantener las manos en el volante y la vista en la carretera mucho después de 2035”, escriben los autores. Así que, por desgracia, no hay que recostarse en el asiento trasero todavía. ¿Las razones? Costo, regulación y disponibilidad en el mercado. Alcanzar la autonomía L4 sigue estando significativamente limitado por barreras técnicas y regulatorias.
▪ Robotaxis y roboshuttles. Como caso de uso, estos ya tienen cierto recorrido, con implementaciones en curso en varias ciudades de Estados Unidos y China. Esto no quiere decir que su posterior implementación no esté exenta de los mismos desafíos que los vehículos personales, así como de diferencias regulatorias específicas de cada ciudad, requisitos operativos complejos y necesidades de inversión significativas.
▪ Camiones autónomos. Llamados a "transformar la logística", su desarrollo está en pleno auge, con pruebas y primeras aplicaciones comerciales en Estados Unidos y China.
Existe una importante justificación económica para su implementación, impulsada por las mejoras de eficiencia derivadas de las operaciones 24/7, la solución a la escasez de conductores y la reducción del costo total de propiedad. Si bien se augura que la implementación varíe según el caso de uso específico, se prevé que las ventas de camiones nuevos en las rutas de media distancia entre centros de distribución en Estados Unidos representen casi el 30% para 2035.
El camino por delante
Como sugieren los datos, algunos mercados clave dominarán la implementación en los próximos años, con especial atención a Estados Unidos, China y Europa. Si bien todo el revuelo se centró en los vehículos autónomos, ahora es el uso generalizado de robotaxis/lanzaderas y camiones autónomos lo que se acerca más a la realidad.
Identifica el libro blanco cinco dimensiones clave que influirán en estos pronósticos y en el posible despliegue y adopción de estos vehículos:
▪ Confianza e interés del consumidor.
▪ Precios proyectados de ADAS/AD y disposición a pagar de los consumidores.
▪ Obstáculos tecnológicos y plazos para superarlos.
▪ Estado regulatorio actual y desarrollos regulatorios previstos.
▪ Desarrollo de ecosistemas para apoyar el escalamiento.