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Ante la creciente demanda de dictámenes en diversas edificaciones que fueron afectadas durante los sismos de septiembre pasado que provocan una eventual tardanza en los procesos de reedificación, el gobierno de la Ciudad de México cuenta con solamente un centenar de peritos valuadores para dictaminar miles de edificaciones en la capital.

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“El problema tiene que ver con la capacidad de la ciudad para emitir dictámenes. Contamos con 30 veces menos ingenieros que una ciudad en Nueva Zelanda, por ejemplo. Esto lleva a un cuello de botella, y lamentablemente, está la desesperación de los vecinos. Es entendible. Pero al mismo tiempo sería una irresponsabilidad habilitar a ingenieros o arquitectos, peor aún, que no sean expertos para que hagan dictámenes. Sí es necesario apelar a la paciencia de las personas”, destacó en entrevista exclusiva para Real Estate Market & Lifestyle, Sergio Alcocer, vicepresidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México.

Detalló que este déficit de peritos con el expertise necesario para evaluar al 100% una obra apenas llega a una centena. “Estamos hablando de un centenar. No más. Para una ciudad que tiene más de 9 millones de habitantes y que tiene miles de centenares de miles de estructuras —probablemente entre 700,000 y 800,000— se requiere una gran capacidad en términos relativos de 30 o 40 veces mayor a la que tenemos. En lugar de tener 100, deberíamos tener 3,000”.

Nuevas edificaciones, más robustas

Ante las nuevas normas que están contenidas en la Ley de Reconstrucción para levantar inmuebles, ya se cuenta con una revisión profunda, que venía incluso antes del temblor, pero con los sismos se hicieron algunos ajustes y ahora se estipulan mayores niveles de fuerza para diseño de los edificios. Esto llevará a ver edificios con elementos más grandes, más robustos y con columnas más grandes, destacó.

“Lo que sí vamos a ver en algunas zonas de la ciudad es un incremento en términos de área de la columna, del orden de un 25% a un 50% más de su tamaño. Vamos a tener elementos o edificios con mayor cantidad de muros, especialmente muros de concreto, para poder resistir mayores fuerzas sísmicas y para controlar los desplazamientos; vamos a ver seguramente estructuras menos basadas en columnas y vigas; y estructuras con más muros”, detalló.

Cuestionado ante las afectaciones en diversas construcciones educativas, detalló que éstas tuvieron buen comportamiento. “Las escuelas tienen un criterio de diseño identificado desde hace muchos años y que se han señalado como estructuras del grupo A, que son estructuras que deben permanecer funcionando durante una emergencia urbana. Las escuelas se diseñan con un factor adicional del 50% de seguridad a diferencia de una estructura convencional”.

Es por ello que las escuelas —en el caso de la Ciudad de México—, han tenido muy pocos daños y tuvieron un comportamiento satisfactorio. En el caso de las escuelas en otras entidades federativas como Oaxaca y Chiapas, parte de los daños se deben a que son escuelas o edificios que estaban siendo utilizados como escuelas que no tenían la actitud, que no eran edificios diseñados para escuelas o que eran construcciones de adobe, o bien, eran edificaciones de escuelas muy antiguas que no tienen los criterios de diseño incorporados a los criterios vigentes.

Al preguntársele sobre los pendientes en temas de resiliencia y protección civil, y cuál sería la agenda a trabajar entre ingenieros y sociedad civil, dijo que se están privilegiando los criterios para salvaguardar vidas:

“Estos temas están contemplados en el Plan de Reconstrucción de la Ciudad de México. Ahí viene un apartado sobre un programa de resiliencia. Inicialmente tenemos que trabajar en proteger a la vida, después, proteger la infraestructura, bienes de la ciudad, la economía de la ciudad y para ello se requiere desarrollar un programa de largo plazo de revisión y en su caso, de reforzamiento, de los edificios primero, como escuelas y hospitales, en el grupo A; posteriormente de las vialidades primarias y viaductos, y de edificios que tengan una mayor vulnerabilidad ante los sismos, como son los edificios previos a 1985, edificios de concreto y edificios que tienen plantas bajas débiles”.

Destacó que estas construcciones pueden tener problemas durante los sismos, por lo que tienen que ser reforzados y revisados en un plan que podría tomar de 5 o 10 años, con los incentivos y apoyos, ya que esa es la única manera que desde el punto de vista estructural que se puede lograr una mayor resiliencia para la ciudad.