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Las empresas buscan cada vez más espacios que se alineen con sus propios objetivos ambientales, sociales y de gobernanza, dado que también están interesadas ​​en reducir costos operativos y energéticos.

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Los edificios certificados y energéticamente eficientes en el consumo de electricidad y agua están obteniendo rentas más altas, hasta un 4.2% por encima de los tradiciones o que no tienen atributos sustentables, según un estudio de JLL. 

El informe dice que el sentimiento sobre estos edificios está cambiando y ahora es prácticamente un requisito de los inquilinos enfocarse en el alquiler de edificios sustentables y certificados.

“La demanda de edificios de oficinas sostenibles está aumentando. Los inquilinos corporativos buscan cada vez más espacios que se alineen con sus propios objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Dado que las facturas de energía son elevadas, también están interesados ​​en los costos operativos y energéticos reducidos que ofrecen los edificios sostenibles”, indica.

 

El informe destaca que hoy, la oferta es muy escasa. En Europa, por ejemplo, la demanda supera a la oferta en un factor de 3 a 1. Y se ve poco probable que el suministro se recupere pronto. En la actualidad, el ritmo de modernización es demasiado lento y debe aumentar de alrededor de 1 al 3-3.5% para 2050.

 

Un factor más que está impulsado este cambio son las regulaciones urbanas en el mundo seguirán endureciéndose en la carrera por la descarbonización, de acuerdo con el informe retomado por diferentes medios en Estados Unidos

 

 

De hecho, se anticipa que las sanciones para los edificios que no cumplan con la calificación variarán desde posibles multas por incumplimiento, daños a la reputación y problemas de precios y liquidez, incluso alquileres más bajos y una mayor rotación de inquilinos.

La demanda de los inquilinos también está cambiando, ya que la mentalidad de los inversionistas ha evolucionado a medida que los riesgos físicos del cambio climático se vuelven evidentes. Pues otra investigación de JLL de 2020 encontró que el 78% cree que el riesgo climático es un riesgo financiero. 

“Cada vez más inversionistas están asumiendo sus propios compromisos de emisiones netas cero (y tienen sus propios accionistas y empleados buscando pruebas de los avances), aunque actualmente sigue existiendo una brecha entre la intención y la acción en la implementación de los planes”, indicó.