Sydney acaba de dar un paso decisivo hacia la electrificación total de su entorno urbano. Con una agenda climática cada vez más ambiciosa y un enfoque centrado en la salud pública, la ciudad aprobó en octubre de 2025 una serie de enmiendas a sus normas de planificación que obligarán a que todos los nuevos desarrollos residenciales, edificios comerciales medianos y grandes, hoteles y apartamentos con servicios operen únicamente con electricidad.
Estas medidas dan continuidad a las disposiciones adoptadas a principios de 2025, enfocadas en la calidad del aire interior y que restringieron el uso de aparatos de gas dentro de nuevas viviendas.
La alcaldesa Clover Moore fue tajante al presentar la iniciativa: “Depender del gas es malo para el planeta, malo para nuestras finanzas y malo para nuestra salud”. No es una declaración menor en una metrópoli que concentra 5.6 millones de habitantes y enfrenta los mismos dilemas energéticos que muchas ciudades globales: cómo descarbonizar la edificación sin encarecer la vida urbana.
El calendario regulatorio avanza rápido. Desde el 1 de enero de 2027, las restricciones también abarcarán equipos de gas exteriores –como calentadores de agua– en proyectos residenciales nuevos. Ese mismo año, la exigencia de electrificación total aplicará a grandes edificios de oficinas de más de 1,000 m², hoteles con más de 100 habitaciones y desarrollos con más de 100 apartamentos con servicios. Quedan fuera, al menos por ahora, los usos industriales y cualquier construcción preexistente.
El trasfondo de las nuevas reglas responde a un examen técnico que la ciudad realizó sobre los beneficios y desafíos de los edificios totalmente eléctricos. Un hallazgo central fue económico: con los precios del gas al alza debido a riesgos de suministro y presiones del mercado, un hogar en un desarrollo 100% eléctrico podría ahorrar unos 626 dólares anuales frente a uno conectado a gas.
A ello se suma que los sistemas eléctricos son más eficientes, requieren una sola conexión y simplifican tarifas. Y en la cocina, la inducción no solo es más precisa y limpia, sino que ofrece un impacto directo en la salud pública: estudios indican que la exposición a contaminantes emitidos por quemadores de gas puede equipararse al tabaquismo pasivo.
El proceso de consulta previo a la aprobación reunió 84 propuestas, en su mayoría favorables. Entre los apoyos destacaron actores clave del ecosistema energético y de construcción: el Property Council, Ausgrid, Energy Consumers Australia y la Global Cooksafe Coalition.


