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Oscar Talavera

“EL TIEMPO QUE HE VIVIDO”


Adagio a mis recuerdos 2009.

 

Me despierto… Tengo un lápiz en la mano y una libreta a mi lado; sólo tengo 12 años y mi pensamiento se traslada a la imagen del último dibujo que realicé. Se lo muestro a mi madre y me comenta de una forma cariñosa mis errores… Regreso con mi lápiz y mi goma para corregir los errores observados por mi mejor crítica de dibujos.

Desde muy pequeño me llamó la atención el arte, el cómo un punto se convertía en una línea y empezaba a viajar por una hoja en blanco, hasta convertirse en una imagen que transmitía un pensamiento, pero siempre quería algo más, algo que me llenara la gran inquietud de saber más.

Pasaron los años y visitando galerías, me di cuenta de cómo la pintura llenaba algunas almas. Fue en la preparatoria donde intenté tratar de ser un pintor de almas, empecé como creo que todos empiezan; haciendo réplicas para saber si tenía la capacidad y destreza para hacer sentir algo a través del color. Fue en ésta etapa en la cual mis pinturas se empezaron a vender; mi primera coleccionista fue la directora de la preparatoria, así como otros maestros. Para mí fue un gran estímulo saber que empezaba a pintar algunas almas, pero no era suficiente pues tenía que lograr hacer más que pintar un alma de color.

En primer lugar, tenía que encontrarme a mí mismo para lograr -aparte de pintar un alma-, hacerla vibrar, soñar, sentir, llorar, reír y volar. Para encaminarme en ésta búsqueda, ingresé al Instituto de Artes Visuales de Puebla, ahí conocí a grandes amigos y excelentes profesores, uno de ellos es el profesor Andrés Ortega y Briones; él fue mi guía en el mundo de la pintura y siempre le estaré agradecido por brindarme
sus conocimientos.


"Llevándome una parte de ti" 2006

 

Al irme adentrando en el arte, mi pensamiento, mi forma de ver y sentir las cosas sufrieron una metamorfosis increíble: el empezar desde abajo, solo con un lápiz y un cuaderno y después con el transcurso del tiempo, verme con una paleta de colores y un lienzo enfrente de mi era algo majestuoso, saber que con mi paleta podría pintar de una mejor manera un alma me causaba un escalofrío que recorría toda mi piel.

Para mí, una persona que no siente el color, es alguien que carece del alma. Es como tener a una mujer enfrente y no perderse en la profundidad de su mirada, es como tener su delicado cuerpo y no fundirse con la suavidad de su piel… Así sería un alma sin color.

La mujer es mi mayor inspiración; fuente de ilusiones, anhelos y sueños; hermosa creación que nos embriaga con su delicadeza y ternura y que nos hace ver todas las noches a la luna. La mujer siempre ha permanecido en mi obra, así como el tiempo.


"El pescador de reflejos" 2006

 

Miro a la gente que me rodea y sólo miro relojes que caminan, sienten, anhelan, sueñan, relojes que nacen y mueren.

Las personas han sufrido una metamorfosis a tal grado que las represento como un reloj, porque todos vivimos un tiempo exacto, en el cual estamos sintiendo y viviendo algo en específico y todos tenemos un tiempo definido, el cual con su tic-tac nos marca las decisiones y emociones que debemos tomar y sentir.

Cada belleza y cada grandeza es creada por una emoción o por un pensamiento en la imaginación del hombre. ¡Y pensar que antes de adquirir su forma y apariencia, antes de ser creada era solo nada… era únicamente una idea que quería reencarnar en un lienzo blanco!

Sin falta del tiempo, un solo pensamiento acudirá en la noche a la mente del hombre, y ese pensamiento puede elevarlo hasta la gloria o llevarlo a la locura a tal grado de ser consolado por un violinista azul, ser conmovido por un adagio a los recuerdos, ser  deslumbrado por un lector nocturno y permanecer ante la luna bajo el mismo sentimiento para darte cuenta que eres un hermoso reloj con un tiempo que defines, y  para darte cuenta que tu alma ha sido pintada por un pintor de los sueños.

Durante el transcurso de mi carrera como artista, he trabajado en varias instituciones. Ahora me encuentro laborando en uno de los mejores colegios de Puebla: “El Instituto México de Puebla A.C. campus estrella del Sur y en la Preparatoria Gral. Lázaro Cárdenas  de la BUAP, enseñando a mis alumnos a pintar las almas de los relojes, así como yo lo hago.

Actualmente, a través de mis exposiciones individuales, tengo coleccionistas de mi obra en Texas, Nueva York, California, Alemania, México y Puebla, ellos saben qué se llevan y que tienen  una parte de mí.

Le doy gracias a Dios, a mi madre que me ha enseñado tanto y que ha sido la mejor crítica de mi trabajo. A mi familia, amigos, a mis alumnos y seres que tanto amo y están a mi lado;  y a los que están con Dios. “Que dios los bendiga a todos ustedes”.