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La importancia comercial que tendrá la Cuenca del Pacífico en el Siglo XXI ha detonado el desarrollo de infraestructura, en América del Sur inició un proyecto que atravesará la Cordillera de los Andes para integrar económicamente a Chile y Argentina.

 

 
El próximo eslabón Sudamericano

La importancia comercial que tendrá la Cuenca del Pacífico en el Siglo XXI ha detonado el desarrollo de infraestructura. Se inició ya un proyecto que atravesará la Cordillera de los Andes para comunicar a Chile y Argentina, el cual potencializará la actividad comercial en Sudamérica.

La globalización ha traído nuevos estándares en las relaciones comerciales en todo el mundo. La creciente importancia económica de América Latina y Asia ha detonado el desarrollo de infraestructura para hacer eficiente el traslado de mercancías. En Sudamérica está en marcha un proyecto con una inversión estimada en 3 mil millones de dólares que tendrá el objetivo de atravesar la Cordillera de los Andes e integrará a Argentina y Chile para agilizar el comercio de Sudamérica con la Cuenca del Pacífico: El Corredor Bioceánico Aconcagua (CBA).

El proyecto se originó de la necesidad de contar con una vía de comunicación eficiente entre Valparaíso y Buenos Aires, que pudiera operar durante los 365 días del año. Para ello se planteó traspasar la Cordillera de los Andes con un túnel de 52.5 Km de longitud a baja altura, a lo largo del cual circulará un tren. Las entradas a esta vía se localizarán por debajo de la presencia de la nieve.

 

El corredor Bioceánico Aconagua abrirá nuevas posibilidades a las rutas<br />comeciales del Cono Sur Americano.
El corredor Bioceánico Aconagua abrirá nuevas posibilidades a las rutas
comeciales del Cono Sur Americano.

 

Para determinar el trazado se eligió como el lugar más adecuado el Paso Cristo Redentor, en Mendoza (Argentina). Actualmente en esta zona hay un sistema carretero activo que transporta el 66 por ciento de las casi 7.5 millones de toneladas de mercancía que transitan vía terrestre entre Chile y Argentina. La importancia del Paso Cristo Redentor radica en que es la zona donde se organizan las ciudades, los centros de consumo y de producción más importantes de ambos países: en el territorio de Chile, influye en la actividad económica de la V región de Valparaíso y en la zona metropolitana de Santiago (ambas conjuntan el 50 por ciento de la población chilena y el 50 por ciento del PIB del país); y en Argentina, por su parte, tiene impacto en Buenos Aires, Santa Fe, San Luis y Mendoza (juntas aglutinan el 60 por ciento de la población argentina y el 50 por ciento de su PIB).

 

El proyecto se originó de la necesidad de contar con una vía de comunicación eficiente entre Valparaíso y Buenos Aires, que pudiera operar durante los 365 días del año.

 

Actualmente, la capacidad del Paso Cristo Redentor es de 5 millones de toneladas. Los estudios indican que se quedará obsoleto en poco tiempo. Para 2020 el comercio demandará canales de transporte para 10 millones de toneladas anuales, y veinte años después para 30 millones. Se espera que al abrir la primera etapa del proyecto, en 2022, por el Corredor se desplazarán 13 millones de toneladas, aunque su capacidad será mayor: 24 millones de toneladas; en una segunda fase se agregará una vía en los tramos a cielo abierto, que incrementará la capacidad hasta 34 millones de toneladas; en tanto que en la tercera fase se construirá otro túnel que permitirá transportar 53 millones de toneladas en el mismo tiempo. A partir de ahí, progresivamente se sumará equipo rodante para la movilización de hasta 77 millones de toneladas en un año.

La ventaja que aprovechó el proyecto consiste en que en ambos lados de los Andes existe una amplia red ferroviaria con un ancho de vía de 1676 mm común para ambos países, que al ser unificadas permitirán viajes sin interrupción, logrando reducir tiempos y costos. Esa fusión también potenciará la infraestructura vial existente en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay: El Mercosur.

 

Punto estratégico de logística para el siglo XXI

Hasta antes del siglo XV, la actividad comercial tenía su máximo flujo en las aguas del mar Mediterráneo; tras el descubrimiento de América, se desarrollaron nuevas rutas para movilizar mercancías entre el viejo y el nuevo continente, por lo que contar con un acceso al Océano Atlántico se volvió primordial. En el siglo XXI, con el surgimiento de zonas de gran actividad económica en Asia y América, el Océano Pacífico será un protagonista indiscutible. Las aguas continentales de América tocan tierra de países como Estados Unidos (1ª economía mundial, según el Fondo Monetario Internacional), México (14ª), Canadá (10ª) y Chile (37ª), por mencionar a algunos; Asia comparte el Pacifíco en las costas de China (2ª economía a nivel mundial), Japón (3ª), Rusia (9ª) y Corea del Sur (15ª); mientras que en Oceanía tiene contacto con Australia (12ª) y Nueva Zelanda (56ª).

 

El CBA facilitará el intercambio comercial entre los países que integran el Mercosur y la Cuenca del Pacífico.

 

Debido a ello, Chile y Argentina se plantearon la necesidad de desarrollar un sistema de logística que ofreciera una comunicación interoceánica segura y confiable a largo plazo. Esta obra, nombrada Corredor Bioceánico Aconcagua, beneficiará no solamente a esas dos naciones debido a su posición estratégica, sino que además impulsará la actividad comercial de otros países sudamericanos como Brasil, Uruguay y Paraguay. En total se calcula que su influencia abarcará más de 3 millones de Km², área habitada por cerca de 126 millones de personas (48 por ciento del total sudamericano) donde se genera una actividad económica que significa el 70 por ciento del comercio de América de Sur.

 

 

Actualmente cerca del 85 por ciento de la mercancía de la región se desplaza por mar a través de rutas largas y a costos elevados. El CBA facilitará el intercambio comercial entre los países que integran el Mercosur y la Cuenca del Pacífico. Por ejemplo, si un contenedor con una tonelada de carga sale de Córdoba (Argentina) con destino a Manzanillo (México), primero tendría que pagar un traslado a Buenos Aires de 59.80 dólares, luego un costo portuario de 29.10 dólares y finalmente un flete marítimo a Manzanillo de 121.40 dólares; en total tendría que asumir un costo de 210.30 dólares. Pero cuando en lugar de ello el contenedor sea transportado a través del CBA al Puerto de Valparaíso, el costo de la movilización de Córdoba a Chile será de 90.40 dólares, el portuario de 23.00 y el flete marítimo de 63.90 dólares; la inversión del traslado bajará a 177.30 dólares y más, considerando el ahorro de tiempo.

 

El CBA plantea un reto tecnológico: Superar la Cordillera de los Andes.

 

Una razón más por las que el CBA potenciará la demanda internacional de los puertos tanto chilenos como argentinos, es el abanico de posibilidades que ofrecerán las rutas comerciales: Una carga chilena, por ejemplo, tendría acceso eficiente a Argentina, Brasil, el Norte de Europa, el Mediterráneo, África Central e incluso países pertenecientes al Océano Índico; por su parte una carga argentina llegaría sin dificultades a Chile, Perú, Ecuador, Estados Unidos, México, Centroamérica, Oceanía y el Lejano Oriente; y no sólo eso, los beneficios también se extenderían a las naciones vecinas de estos países.

 

El Tren Trasandino

Durante el siglo XIX los intercambios comerciales entre Chile y Argentina se realizaban a través de barcos y animales de carga. La situación cambió en 1910, con la inauguración del Tren Trasandino. Tras 38 años de construcción, esta obra estuvo en funcionamiento hasta junio de 1984, cuando quedó fuera de servicio debido a los aludes producidos en ambos lados de la Cordillera de los Andes.

En 2001 se presentó un estudio de factibilidad para la inauguración del ferrocarril que arrojó que su puesta en marcha traería una rentabilidad mayor al 20 por ciento. El proyecto fue declarado de interés público por Chile y Argentina, pero tras varios años surgieron dudas en torno a la propuesta. Finalmente, a principios de 2008 se llamó a decreto para su licitación pero el proceso fue declarado desierto; sólo se recibió una propuesta de la iniciativa privada que no se ajustó a los requerimientos técnicos.

 
El desafío de la Cordillera de los Andes

La construcción del Corredor Bioceánico Aconcagua presenta un gran desafío tecnológico: superar una barrera de roca de alrededor de 7 mil 200 Kilómetros de longitud y 4 mil 400 metros de altura; es decir, la Cordillera de los Andes. El proyecto prevé atravesar el sistema montañoso con un túnel de al menos 10 metros de diámetro, además de una sección interna libre de casi 47 metros cuadrados. Para cumplir con el objetivo se utilizará el equipo más sofisticado hasta el momento, la máquina de perforación de Doble Escudo. Este instrumento cuenta con la capacidad de perforar roca dura en zonas donde se producen fallas geológicas.

Para este trabajo, en un primer momento se prevé la excavación de las ventanas de acceso Juncal en el territorio chileno y de Puente del Inca en la sección argentina; además del inicio de la excavación del Túnel de Base en la zona de Saladillo (Chile).

Desde la ventana Juncal partirán dos frentes de excavación: Uno hacia el portal Chileno y otro hacia el argentino; en tanto que desde el acceso del Puente del Inca, partirán dos excavaciones: una con rumbo a Punta de Vacas (Argentina) y otro más con dirección al borde nacional de Chile.

 

El proyecto prevé atravesar la Cordillera de los Andes con un túnel de al menos 10 metros de diámetro

 

Paralelamente se trabajarán las áreas correspondientes a las cavernas técnicas y a los túneles de acceso a las estaciones subterráneas. El último frente de perforación corresponderá al portal de Punta de Vacas (Argentina), que se encargará del tramo que convergirá con el frente iniciado en Puente del Inca. Por lo tanto habrá momentos en los que se tendrán en operación 4 frentes. Una vez realizadas las excavaciones de los diversos tramos, el revestimiento definitivo del túnel será finalizado.

 


Texto:Maximiliano Olvera