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La industria de la construcción está sumida en la parte más baja de su ciclo económico; durante 2019, transitó en un proceso recesivo con una contracción de -5.0%, siendo éste su peor desempeño en diez años. Sin embargo, la implementación del Programa Nacional de Infraestructura, a partir del 2020, deberá impulsar al sector.

INFRAESTRUCTURA 

 

 

Diversas previsiones anticipan que la construcción de obras de ingeniería civil revertirá, en 2020, cerca de seis años consecutivos con tasas de crecimiento negativas; que, además, ello contribuirá al crecimiento del sector en su conjunto. Por otra parte, también hay consideraciones que prevén que no será hasta 2021 que se logrará sacar al sector de su periodo crítico.

A partir de los recortes al gasto público, que iniciaron en 2015, durante la administración de Enrique Peña Nieto, el sector se debilitó por la menor inversión en obras de infraestructura.

 

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en los años 2014 y 2015 la industria de la construcción creció a ritmos del 2.7 y 2.4%, respectivamente; a partir de 2016, mostró un debilitamiento mayor al avanzar 1.9% y, posteriormente, en 2017 registró una contracción a ritmo del -0.9 por ciento.

Pese a que en 2018 registró una ligera mejoría para crecer 0.6%, en 2019 se observó el peor desempeño de la industria, luego de la anterior crisis recesiva de 2009, registrando un retroceso de -5.0% a lo largo de todo el año.

La edificación fue el principal motor del sector desde que iniciaron los recortes al gasto público en 2015. Sin embargo, en 2019, la cancelación de obras de edificación en la Ciudad de México y el recorte a los subsidios para vivienda económica, entre otros, afectaron su desempeño para experimentar una fuerte contracción.

Por estas consideraciones, en 2019 la edificación presentó una contracción de -3.0% en su nivel de producción, la primera caída en los últimos seis años. Por el contrario, las obras de ingeniería civil ligaron el sexto año consecutivo con tasas de crecimiento negativas, ahora a ritmo del -6.1 por ciento.

 

Cambio de rumbo

El Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado, que presentó el poder Ejecutivo a finales de noviembre de 2019, indicó que se cuenta con un paquete inicial de 147 proyectos con una inversión privada de 859 mil 22 millones de pesos (mdp), que equivalen a  42 mil 951 millones de dólares (mdd) y el 3.6% del Producto Interno Bruto (PIB).

Es importante precisar que este acuerdo no es el Programa Nacional de Infraestructura (PNI) y tampoco son vinculantes.

Analistas de Banorte señalaron que “el plan (acuerdo) contribuye a un buen esfuerzo del gobierno federal para reactivar la actividad económica y podría ayudar a reducir los altos niveles de incertidumbre que han impactado al crecimiento del PIB”.

Para 2020, se estiman inversiones de alrededor de 1.8% del PIB. Del total estimado de inversión planeada, “alrededor de 50.2% (431 mil 318 mdp) serían recursos que se invertirán lo más pronto posible y con la mayoría de las obras listas para empezar. Estos recursos estarían distribuidos en 72 proyectos; por sector, 35 se encuentran en transporte, seguido de 9 en turismo, y 4 en agua y saneamiento”.

También pensamos que el hecho de que el acuerdo cuente con la posibilidad de añadir nuevos proyectos, además de mecanismos para el seguimiento y avance de éstos, también ayudará en términos de: primero, aumentar la coordinación entre los sectores público y privado; segundo, acelerar el gasto”, indicaron.

 

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Le falta fuerza

Al respecto, Samuel Vázquez, economista principal de BBVA Research México, en entrevista con Real Estate Market & Lifestyle, precisó que este acuerdo con la Iniciativa Privada (IP) no es el PNI, e incluso no es vinculante, porque no pasa por todo el proceso especial del programa que forma parte del Plan Nacional de Desarrollo.

Sin embargo, afirmó que es una buena señal que cobra relevancia si tomamos en cuenta que:

El sector de la construcción está en declive, cayendo significativamente, por lo que llega en un buen momento para que éste se recupere.

Es una buena señal de incentivo a la inversión que es, probablemente, el factor que más caída ha tenido en 2019, y por ello se ha detenido una parte de la economía.

Agregó que no es una inversión cualquiera, porque normalmente en infraestructura tiene un efecto duradero y aumenta las posibilidades de que otros sectores de la economía empiecen a mejorar. Esto no se ve en el corto plazo, pero es una inversión bastante digna y tiene un efecto multiplicador.

A pesar de ello, aún no es optimista sobre el desempeño del sector para el nuevo ciclo anual. “Pensamos que para 2020 la caída del sector podría ser menor, probablemente entre 1 o 2%, con lo cual podemos anticipar que para 2021, haya una recuperación”.

Dijo que existe la posibilidad, en el mejor de los casos, que a partir de la segunda mitad del 2020 se vea el punto de inflexión del sector, pero lo más probable es que se registre hasta el siguiente año.

En su opinión, la recuperación en la obra civil no sería suficiente para que toda la construcción mejore en el segundo año de la actual administración federal.

Sin embargo, es indudable que todo el primer impacto positivo de este acuerdo será en la construcción de obras de ingeniería civil; después de esto tiene un efecto multiplicador que se podría presentar en otros segmentos y sectores.

El PNI de la administración anterior era de 7.7 billones de pesos, mientras que el acuerdo anunciado es inferior a un billón de pesos, por lo que todavía hay margen para que muchas obras se puedan realizar. El especialista de BBVA México anticipó que hay que tomar en cuenta que las finanzas públicas no permitirán que el nuevo PNI sea tan ambicioso como en la administración anterior, aunque no es solo tarea del gobierno, aunque sí la de mayor peso, además, el sector privado puede ofrecer importantes iniciativas.

Destacó que la banca tiene recursos disponibles para financiar obras de infraestructura, lo mismo que la banca de desarrollo, otros instrumentos bursátiles como los Certificados de Capital de Desarrollo (CKD´s), y otros.

Asimismo, puntualizó que es muy relevante el cambio de política monetaria por parte del Banco de México, que ha ido reduciendo la tasa de referencia y eso abarata el crédito del fondeo y por lo tanto se abarata el financiamiento para la parte empresarial, lo que genera mayores posibilidades de financiamiento a proyectos de infraestructura.

 

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¿Cambio en la inversión?

A lo largo de 2019 la inversión en construcción tuvo una importante caída. En los tres primeros trimestres presentó una contracción de -5.9% a tasa anual; por segmentos, la inversión residencial se contrajo -11.4%, y la no residencial mostró un ajuste a ritmo de -9.6, con base en cifras del INEGI.

Al respecto, un análisis sobre el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura de Intercam Casa de Bolsa, afirmó que “la inversión privada representa cerca del 16% del total de la economía mexicana y ha mostrado estancamiento desde el 2016. Las inversiones anunciadas representan 9% del total de la inversión privada, con cifras a precios corrientes en el 2T19. Si se ejecutaran el total de los proyectos delineados en el acuerdo, esperaríamos que la inversión privada tuviera un incremento cercano al 3 y 6 por ciento, durante los próximos cinco años”.

En particular, “para 2020, se estima una inversión de 431 mil 318 millones de pesos, que equivaldría a un aumento de la inversión privada de aproximadamente 9% en términos nominales. Pero su efecto se iría diluyendo conforme avanzamos hacia 2024, pues las inversiones anunciadas para 2021-2022 y 2023-2024 son menores (431 mil 318 millones y 171 mil 711 respectivamente)”.

Los analistas de la firma bursátil consideran que en caso de que se concrete el acuerdo en tiempo y forma, anticipan que la inversión privada dejará de contraerse en términos reales en el 2020, por lo que pudiera ser un cambio a la dinámica observada en los últimos dos años. De esta manera, “el acuerdo podría ser un detonante de crecimiento económico, ya que la atonía en la inversión ha sido una de las principales contribuidoras del estancamiento económico; pero es importante que sea ejecutado y que crezcan los proyectos y montos conforme nos adentramos en el sexenio”.

El análisis de la firma bursátil compara el PNI de la administración anterior con la inversión privada anunciada en noviembre pasado. “Si excluimos los rubros de energía, salud y desarrollo agrario, territorial y urbano, el PNI 2014-2018 contemplaba 921 mil 892 mdp de inversión privada. A precios de 2014, la cifra anunciada por el gobierno actual es casi 25% menor, y en aquel entonces (2014-2018), la inversión privada creció 3.15% anual en promedio. Aún falta que se anuncien cifras para energía, salud y vivienda, pero la inversión anunciada es limitada. Se necesitan 1 millón 170 mil 000 pesos (60 mil millones de dólares) al año de inversión privada para aspirar a crecer al 4% que propone la administración, por lo que, si bien los proyectos podrían ayudar a aliviar la caída en inversión, no es suficiente para detonar el crecimiento económico de México por encima de su potencial”.

 

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“El acuerdo también podría ayudar a revivir la actividad en construcción, que es una de las principales causantes de la debilidad en el sector industrial en 2018 y 2019. El sector se encuentra en su peor momento desde 2008-2009 y la reactivación de la inversión en infraestructura será determinante para contribuir a su recuperación, especialmente en el componente de inversión en construcción no residencial, que es el que ha mostrado el peor desempeño desde 2016 (41 de los últimos 44 meses han registrado tasas anuales de contracción)”.

Agregaron que “a falta de inversión pública que impulse este rubro, el acuerdo anunciado es una buena noticia, pues plantea mayor participación de privados en obras que dependían fuertemente de recursos públicos en años pasados; especialmente cuando el Presupuesto 2020 contempla una contracción cercana a 5% en términos reales para la inversión”.

Finalmente, apuntó Intercam que de acuerdo a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), por cada millón de pesos invertido en obras de ingeniería civil, se estima un efecto multiplicador promedio de 0.82 en el valor agregado de la economía, a través de mayor producción en la industria de construcción y en las actividades que proveen insumos para las obras.

“Con ello, se puede esperar una aportación de 1.72% de crecimiento en el PIB durante 2020-2024 si se ejecutan los proyectos; o una aportación de 0.27% de crecimiento en 2020. Un repunte en la inversión para construcción no residencial, de la mano de privados, podría ayudar a respaldar una recuperación más generalizada en la actividad de construcción e impulsar al sector industrial que, durante 2019 ha sido el más débil de la economía”, concluyó.

 

Se puede anticipar, para 2021, una recuperación del sector construcción ante la poca caída en este año.

 

Medida contra-cíclica

De acuerdo con la firma Forecastim, el anuncio del acuerdo de inversión “establece  dos señales económicas relevantes: En un escenario de incertidumbre internacional, la inversión en infraestructura es una medida contra-cíclica efectiva en un entorno de bajo crecimiento; en tanto que el fomento de la inversión privada manda una señal de respeto a los derechos de propiedad por parte del gobierno, figura que genera expectativas de inversión positivas para el resto de la economía”.

Indicaron que de concretarse la inversión acordada con la IP, destacan dos efectos sobre el crecimiento del próximo año: Un impacto directo en el PIB de Obras de Ingeniería Civil, así como un efecto multiplicador sobre el crecimiento de la economía nacional.

“En relación al PIB de Obras de Ingeniería Civil –infraestructura– estimamos que el valor de producción en 2019 será de alrededor de 207 mil millones de peso, una disminución de -4.4% en relación a 2018, sector que mantiene un ciclo de crisis desde 2014.

Con la ejecución de la inversión programada para este año, “el efecto aislado de la medida –sin contemplar inversión pública y/o privada en otros rubros como el energético– generará un crecimiento de 4% anual en el PIB de obras de ingeniería civil de 2020; cifra que superará el valor de 5% contemplando las inversiones en el ramo de energía”.

Agregaron que “el segundo efecto del Acuerdo, el efecto multiplicador, sobre el PIB de la economía se estima sea del orden en entre 70 y 100 mil mdp; es decir, si en 2020 la economía crece 1.5% anual –escenario mínimo–, el 22% de dicho incremento será por efecto indirecto de la inversión en infraestructura”.

Por lo tanto, Forecastim indicó que, en promedio, 1 de cada 5 pesos de incremento en el PIB de la economía nacional serán generados gracias al programa de inversión en infraestructura privada del próximo año. 

 

Para 2020, se estima una inversión de 431 mil 318 mdp; es decir, un aumento de la inversión privada de proximadamente 9% en términos nominales.

 

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Texto:Ricardo Vázquez

Foto: rdc / ciudad fcc / prnews wire