Las principales ventajas de la hidroeléctrica son las siguientes: No contaminan y la energía es renovable año con año, además, el costo de generación y su mantenimiento es mucho menor que en las térmicas o en las nucleares.
Los embalses que se generan se siembran de peces, proporcionando una nueva fuente de ingresos a los habitantes de las riberas.
En muchos casos se pueden desarrollar zonas turísticas como en Valle de Bravo, en el Estado de México, o en el Cañón del Sumidero, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Su vida útil se calcula en 50 años, aunque actualmente hay varias plantas trabajando como Necaxa, que ya sobrepasó los 100 años, o Valle de Bravo que sobrepasa los 50, por citar dos ejemplos.
PROYECTOS REALIZADOS A CORTO PLAZO
En nuestro país se ha desarrollado solo el 30% del potencial hidroeléctrico, habiendo muchos proyectos rentables pendientes, por ejemplo, La Parota, que se encuentra localizada a 20 kilómetros de Acapulco.
Sobre el Río Papagayo, que por ser muy torrencial, en 1952 obligó a desviar su cauce, dejando sin aportación de agua dulce a la laguna de Tres Palos que se desbordaba en épocas de avenidas y por estar muy cerca del sitio donde se construía el nuevo aeropuerto. Lamentablemente, no se construyeron las escolleras en la desembocadura del río, en el lugar conocido como Barra Vieja.
Cuando el Río Papagayo aporta muy poca agua, se forma una enorme barra que vuelve a provocar posteriormente el desbordamiento de la laguna. Con la construcción de esta central y las escolleras, se recuperaría la vida de una laguna que actualmente es un charco de agua salobre y sucia, sin fauna y sin vida por falta de este líquido, el cual se aportaría con pequeñas compuertas de desvío. Además, el agua potable de Acapulco se bombea de pozos y se le da un tratamiento de alto costo por no haber fuente confiable, lo que también se resolvería con esta central.
El lago que se formaría con la presa sería de una belleza comparable a la de Catemaco en Veracruz, rodeado de montañas y con un potencial turístico inmenso; por último y más importante, es la generación económica de energía eléctrica de punta, a tres horas de la Ciudad de México.
Es inconcebible que este proyecto, estudiado desde hace más de 30 años, no se haya iniciado. Cómo es posible que con una aportación anual promedio de 4 millones de metros cúbicos (m3), la cuenca del Río Papagayo siga siendo, hasta la fecha, una cuenca bronca sin ningún tipo de desarrollo ni control.
Otro ejemplo importante es el abandono integral del Río Usumacinta, que por las razones tan débiles como la probabilidad de que haya zonas arqueológicas o problemas diplomáticos con Guatemala, no se ha resuelto la construcción de la Central Hidroeléctrica de Tenosique.
Sin argumentos serios que contrarresten el enorme beneficio que aportaría a la Península de Yucatán, Campeche y Chiapas, el desarrollo potencial de las cinco centrales.
Mini-hidroeléctricas
Uno de los componentes más fuertes de las centrales mini-hidroeléctricas es la cortina de almacenamiento, la cual se justifica plenamente cuando es para propósito de riego agrícola; sin embargo, para la generación de energía, solo es necesario almacenar el agua que traiga el río un día, durante la época de avenidas, en un tanque de almacenamiento, después de conducir ésta para lograr la máxima caída, que es lo que se busca. Esta solución es la que se adoptó, entre otras muchas, en Santa Bárbara, Estado de México, con cero problemas de reacomodos.
En el Río Piaxtla, al norte de Mazatlán, hay más de 30 sitios estudiados a nivel de pre factibilidad. Ha sido un trabajo titánico que no es justo que siga abandonado, permitiendo que, año con año, el agua se regrese al mar sin ningún beneficio.
Según datos de la propia Secretaría de Energía (SENER), en el país existen 64 centrales mini-hidroeléctricas: 42 públicas y 22 privadas, que suman una capacidad de 376 MW; es decir, un reducido de 6.5 al millar total. Sin embargo, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) estima que las pequeñas centrales hidroeléctricas con un importante factor de planta tienen un potencial de 3 mil 500 MW. Con una inversión privada de 90 millones de pesos, aproximadamente.
Las centrales hidroeléctricas pequeñas permiten aprovechar corrientes de agua poco caudalosa o donde no es posible la construcción de grandes instalaciones, lo que las convierte en una fuente dinámica y adaptable a las condiciones geográficas o hídricas de cada región del país. La construcción de estas centrales no constituye una novedad.
A principios del siglo XX se construyeron numerosas instalaciones hidráulicas, como Zumpito en Michoacán.
Actualmente, para las autoridades mexicanas, las centrales hidroeléctricas pequeñas son una importante opción de generación limpia. Estas represas pequeñas se pueden ubicar en comunidades de los estados sureños de Puebla, Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Chiapas, que poseen un alto potencial para construir gran cantidad de ellas; sin embargo, las comunidades involucradas en estas obras las rechazan, aduciendo equivocadamente o con mala intención, que conlleva, daños sociales económicos y ambientales, aprovechándose de la ignorancia de los pobladores y de los grandes errores del pasado.
Existen, además, presas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) donde se pueden instalar mini-hidroeléctricas (entre 5 y 30 MW) como son:
Cajón De Peñas |
Tomatlán, Jal. |
Potencia 7 Mw |
Amata |
Ríos San Lorenzo, Sin. |
Potencia 10 Mw |
Josefa Ortiz De Domínguez |
El Fuerte, Sinaloa |
Potencia 12 Mw |
Picachos |
Río Presidio, Sin. |
Potencia 12 Mw |
El Granero ó Luis L. León |
Chihuahua |
Potencia 15 Mw |
Es importante y urgente voltear en el tema de generación de electricidad a las mini-hidroeléctricas, que tienen importantes ventajas desde los puntos de vista social, económico, técnico, financiero y ambiental.
Federico Schroeder Contreras -*Ha participado en múltiples obras de infraestructura en el país, principalmente en presas y centrales hidroeléctricas.
Texto:Federico Schroeder Contreras
Foto: fttyr / iberdrola