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Para la cuarta ola de contagios mundial, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó ayer el uso de emergencia del molnupiravir, la píldora de Merck.

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Posterior a que especialistas, médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversos organismos de salud internacionales denunciaran la pésima gestión del Gobierno Federal de la autollamada cuarta transformación (4T) para detener todas las olas de contagios, finalmente se aprobó el uso de la pastilla contra del Covid-19 y su variante ómicron.

Para la llamada cuarta ola de contagios mundial, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó ayer el uso de emergencia del molnupiravir, la píldora de Merck & Co contra el COVID-19.

La polémica dependencia señaló que el fármaco requerirá de receta médica para su aplicación y uso y será utilizable en pacientes con cuadro de COVID leve o moderado o con un alto riesgo de complicaciones en su salud.

El molnupiravir, mostró su eficacia en adultos en riesgo de desarrollar una enfermedad grave de COVID, es decir, en peligro de ser hospitalizados, además que logró reducir en 50% la tasa de hospitalización y de muertes en pacientes con COVID leve a moderado.

Según los datos disponibles, el molnupiravir, que es más barato de producir que otros fármacos, ya tiene también licencia para que compañías de medicamentos genéricos produzcan la pastilla, con lo que Farmacias Simi y otras farmacias de gran presencia en el país, podrían desarrollarlo dentro de poco.

Fracaso monumental de la 4T

Apenas en octubre, el paquete fiscal 2022 que presentó el Ejecutivo federal aceptó de manera tácita el fracaso del Instituto de Salud para el Bienestar -Insabi- (el nuevo instituto que según López Obrador sería mejor que el sistema de Salud de Dinamarca) con lo que se buscó volver protagonista ahora al IMSS-Bienestar.

La realidad de los contagios mundiales se acentuó en México con un incremento de la población sin acceso a los servicios de salud; desabasto de medicamentos; desfinanciamiento de los servicios estatales de salud, así como de institutos nacionales, hospitales de alta especialidad y hospitales federales de referencia.

Todo como reflejo del pésimo diseño del Insabi y la aceptación tácita de su incapacidad política, operativa y administrativa, que aún sigue sin reconocer el Gobierno Federal, y donde en las conferencias mañaneras se afirma que “ya  hay medicinas para todos”.

Precios exorbitantes

Sin embargo, según información del New York Times, cada tratamiento del nuevo fármaco tendría un costo aproximado de 14 mil 500 pesos o 700 dólares, que lo haría prácticamente inalcanzable para el grueso de la población en México.

Con información de El Economista, El Financiero y The New York Times