Aunque la medida busca reforzar la autenticidad de la identidad ciudadana y combatir delitos como la desaparición forzada, especialistas advierten que la centralización de datos biométricos también abre la puerta a riesgos significativos.
“Es una buena idea, pero con un riesgo mayúsculo, ya que, si esa información se filtra, no es algo que tú puedas cambiar como tu identificación”, señaló Ricardo Darling, vicepresidente de Ciberseguridad en C3ntro Telecom.
Organizaciones como la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM han alertado que, sin un marco legal sólido ni una infraestructura de seguridad robusta, la iniciativa podría derivar en vigilancia indebida, suplantación de identidad o filtraciones irreversibles.
Darling subrayó que, aunque la CURP biométrica fue diseñada para ser difícil de vulnerar, un ataque exitoso a la base que concentre la información de millones de mexicanos representaría un riesgo de impacto masivo. Por ello, recomendó que las empresas se anticipen y fortalezcan sus sistemas de protección de datos.
La introducción de la CURP biométrica marcará un punto de inflexión en la gestión de identidad en México, con beneficios potenciales para la reducción del fraude y una mayor seguridad en trámites. Sin embargo, también exigirá que tanto el gobierno como las empresas eleven sus estándares de ciberseguridad y construyan un marco legal y operativo confiable. En un entorno donde los datos biométricos son imposibles de cambiar, la prevención será la defensa más sólida.