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Mientras a nivel internacional se presenta una serie de factores causantes de volatilidad, que hacen pensar en una tormenta perfecta, a nivel interno predomina una gran estabilidad de los fundamentales del país encabezados por  la inflación que en 2015 finalizó en 2.13 por ciento.

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La conjugación de precios de petróleo en los niveles más bajos de muchos años, la debilidad de la economía China más su devaluación, el debilitamiento de la economía global y el muy probable incremento de tasas de interés de los Estados Unidos, son garantía de mucha volatilidad financiera internacional. Incluso, existe un temor bien fundado que China esté iniciando una guerra de divisas.

En contraste, México tiene bajo control su inflación, que a lo largo de 2015 acumuló un crecimiento anual de 2.13%, su nivel más bajo desde 1970, antes del inicio de las crisis recurrentes y cerca de la mitad de lo que fue en 2014 cuando se ubicó en 4.08 por ciento.

Si bien México no se puede aislar de la volatilidad internacional e incluso el tipo de cambio es el principal mecanismo de ajuste, la economía de México se presenta como uno de los mercados emergentes más estables y sólidos para soportar el embate de la tormenta financiera internacional.

Las finanzas públicas están estabilizadas por las coberturas petroleras adquiridas, por lo cual el precio internacional del petróleo afecta el ingresos de divisas y la balanza comercial del país, así como las finanzas de Pemex, pero parece poco probable que determine un nuevo recorte al gasto público.

Durante 2015 México tuvo que hacer uso de 16,516 millones de dólares de sus reservas internacionales para hacer frente a la volatilidad cambiaria, pero aún cuenta con más de 242,200 millones de dólares entre reservas internacionales y el crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) como soporte de la divisa mexicana.

En materia de crecimiento económico, en tanto Estados Unidos mantenga su ritmo de crecimiento, México también tendrá durante 2016 un crecimiento similar o ligeramente superior al de 2015 (estimado en 2.5%), pero en caso de que todo el entorno internacional afecte la recuperación económica de la Unión Americana, en ese escenario también México moderaría su ritmo de expansión económica.

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