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Optimización de espacios de oficinas o comerciales, ahorro a través de la gestión de naves logísticas, el impulso en la digitalización de las empresas y productos y la sostenibilidad en favor de los empleados, son elementos que forman parte de los requisitos que las empresas demandan actualmente al mercado inmobiliario.

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Acorde a ello, el corporate real estate es la apuesta del sector por adaptarse a estas nuevas tendencias, atendiendo a las necesidades de sus usuarios a la hora de plantear sus estrategias de promoción de edificios y en una forma de asesoramiento centrada en el cliente final, según una nota de EjePrime.com de España.

Para Gonzalo Bernardos, director del Máster Inmobiliario de la Universitat de Barcelona (UB), el corporate Real Estate consiste en “cómo las empresas no inmobiliarias invierten o contratan activos inmobiliarios” y añade, “hasta hace casi treinta años, las grandes empresas acumulaban en propiedad las naves, oficinas o locales desde donde operaban”.

Por lo anterior se deduce que los activos inmobiliarios tienen un peso importante en los balances de algunas grandes compañías. La eficiencia de espacios y la optimización de este patrimonio son algunas de las cuestiones que el corporate trabaja.

Más allá del activo, el negocio inmobiliario se fija ahora en el usuario que lo ocupará. El corporate real estate se ha instalado como un elemento más en el sector para dar respuesta a las necesidades de los inquilinos de los edificios que inundan el mercado europeo.

Por su parte, Joan Carles Amaro, profesor del Departamento de Economía y Finanzas de la Escuela Esade de España, añade que “también se denomina así a la gestión de las necesidades de espacio para las empresas, en cuyos balances los activos inmobiliarios tienen un importante peso en ocasiones. Por la parte de la empresa, es una forma de trabajar su eficiencia”.

De esta manera, el corporate no es sólo la forma en la que la empresa invierte en activos, sino también lo que incorpora en requerimiento de los mismos, por lo que atiende a las necesidades de una empresa en función de su tamaño, tipología o necesidad de recursos humanos, en los que valora también el componente tecnológico y su impacto en la dinámica laboral de la empresa o en la captación del talento.

El corporate real estate, además no tiene tamaño. Está presente tanto en una primera oficina compartida de una naciente start up, pero también en un macrocomplejo logístico de 200,000 metros cuadrados que adquiere Amazon en Illescas, en Toledo.

Estas firmas además subcontratan el asesoramiento en la búsqueda y compraventa de activos inmobiliarios más adecuados a las necesidades de cierta empresa. “En otros casos, es el departamento de expansión quien se ocupa de este asunto. En Inditex, por ejemplo, tienen equipos especializados, pero forman parte del área de expansión; igual que antes los tenían los bancarios hasta que vieron que era mejor vender oficinas y reducir sus propiedades”, añade Bernardos.

Los dos especialistas coincidieron en que las grandes empresas a futuro reclutarán a los profesionales más experimentados en el sector. “No me sorprendería que se vuelvan a realizar fichajes de este tipo ahora con el nuevo ciclo. ¿Cuánto es posible que gane y qué me cuesta implantar un departamento para el real estate? Deberían preguntárselo”, destaca Amaro.

Entre las claves que impulsa actualmente el corporate sobresalen dos temas: el Internet de las cosas (mejor conocido como IoT) y el trabajo flexible. Ambas tendencias son factores fundamentales como una optimización de espacios y la mejora del rendimiento de la compañía.

En este sentido, en España, 54% de los empleados trabajan ya al menos una vez al mes desde su casa. Conceptos como el bienestar, la empresa adaptable, las plantillas dinámicas o la cultura innovadora adquieren importancia creciente para las empresas y, por consiguiente, se trasladan a lo que demandan de los activos inmobiliarios que ocupan.

En los últimos años también ha irrumpido con fuerza en el inmobiliario el coworking, que es un concepto de espacios de oficinas compartidas en los que las empresas de nueva creación encuentran un lugar que se amolda a sus necesidades que se sitúan, principalmente, en los núcleos prime de las grandes ciudades.