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Los millennials tienen más restricciones de adecuación en sus casas.

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Durante el periodo de crisis por el COVID-19, factores como la ergonomía a mobiliario, iluminación, ruido, la conectividad y deficiencias tecnológicas en el hogar, pueden ser causas que atrasen el desempeño de los colaboradores.

Existen indicios que el home office, durante una primera etapa, estaba trayendo resultados positivos en la productividad de los empleados, pero después de cuatro meses, la curva de producción comenzó a descender, ya que no existen espacios adecuados para trabajar desde el hogar.

Si bien las condiciones son inciertas, una de las principales conclusiones es que, tanto empresas como empleados, deben trabajar de la mano para perfeccionar el modelo home office y adecuar lo necesario, destacó Alberto Elizondo, Director General de Humanscale en América Latina.

Agregó que algunas empresas destinaron un presupuesto para que cada empleado adaptara una oficina en su hogar, pero no todos tenían el mismo espacio o condiciones, y que había hogares en donde adaptar una oficina resultaba todo un reto.

Elizondo precisó que las empresas deben estar constantemente evaluando y haciendo consultas internas, para conocer las necesidades específicas de cada empleado y las condiciones de sus hogares. “Es importante que las empresas dediquen un espacio al entrenamiento de los empleados con respecto a las posturas al momento de trabajar, pues existen riesgos en las posturas que pueden afectar su salud”.

Acondicionar espacios

Durante el conversatorio virtual “La adaptación de espacios de oficina en el hogar: retos y oportunidades”, para analizar esta forma de trabajo, Arturo Bañuelos, Director Ejecutivo de la División de Administración de Proyectos y Desarrollos de JLL, destacó que “la experiencia vivencial que tienen los empleados en el lugar de trabajo también define el nivel en el que se sienten capacitados, involucrados y satisfechos. Este factor ocupa una posición central a la hora de tomar decisiones, tanto estratégicas como operativas por las empresas”.

“El home office es probable que se adapte un modelo híbrido, entre el trabajo en la oficina y el hogar, por un tiempo indeterminado. Era una tendencia que venía creciendo en los últimos años. Incluso, muchas empresas ya lo implementaban previo a la pandemia. Existen aún muchas dudas de qué vendrá en los próximos meses, hay incertidumbre, pero lo que es un hecho es que hay que reflexionar ante la necesidad de generar espacios acordes a las necesidades de los empleados en su hogar”, precisó el directivo de JLL.

 En su oportunidad, Ania Ysunza, Directora de Estudio de Espacios de Trabajo de Gensler, señaló que, de acuerdo a una encuesta realizada por la firma, el 55% de los encuestados respondieron que esperan tener al menos un día de trabajo remoto, por lo que manifiestan tener oportunidad de mezclar el trabajo en el hogar y en la oficina.

Mayor resistencia

La directiva de Gensler destacó que las generaciones como los baby boomers y generación “X”, son los que irónicamente, pese a que han trabajado en oficinas la mayor parte de su vida laboral, han aceptado de mejor forma la idea de trabajar desde el hogar.

A diferencia de ellos, millenials y generación “Z”, manifestaron mayor necesidad de regresar a los espacios corporativos, en gran medida a las condiciones de vivienda de dichas generaciones (millenials y “z”), pues en muchas ocasiones viven en lugares compartidos o muy reducidos y algunos de ellos tienen hijos pequeños o lugares poco acondicionados para el home office.

“Para el futuro, se están considerando alternativas como salas de reunión para recibir invitados, adaptación de estudios donde puedan estar alejados de ruidos e interrupciones, así como algunas otras tendencias asociadas a la búsqueda por el bienestar: lugares con espacios abiertos, opciones con balcones o terrazas privadas, con iluminación y ventilación natural, espacios en donde tengan contacto con la naturaleza”, destacó María Laura Guevara Directora de Estudio de Estilo de Vida de Gensler.