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Hay que apostarle al país. México es un país con mucho potencial y oportunidades. 

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El negocio inmobiliario es una actividad de mediano y largo plazo; nosotros estamos montados en proyectos de 20 a 25 años, por lo que tenemos un panorama de inversión y desinversión a muchos años.

Por ello, en nuestro sector, el factor más preciado es el tiempo, no es el dinero.

 

En Inmobilia tenemos la filosofía de crear comunidades, pensamos en las personas que van a vivir dentro de éstas. Hicimos los primeros macroplanes maestros de gran tamaño, siendo el primero en el sureste con Yucatán Country Club, de más de 400 hectáreas con campo de golf y todos los componentes para vivir.

 

Siempre nos ha gustado el negocio de tierra, los grandes planes maestros. Entramos a desarrollar espacios de 200 hectáreas para arriba, para crear comunidades, donde no solo planeamos el tema del producto inmobiliario, sino también todos los componentes de servicios, desde comercios, colegios, etcétera.

El sector inmobiliario es el que más dinamismo tiene en la economía, al mover a muchos otros sectores y generar mucha mano de obra.

 

El sector se ha ido profesionalizado mucho. El tipo de producto que se ofrecía hace 20 años, respecto a lo que se ofrece hoy, es muy sofisticado, de clase mundial. Si hoy se va a los mercados de lujo de Estados Unidos y se compara con el nivel de vivienda que se entrega en México, el nuestro es muy superior.

 

El sector enfrenta diferentes retos, pero el más importante es el efecto de la inflación mundial y su reflejo en los precios de los materiales para la construcción.

 

Por lo que respecta a las oportunidades, veo grandes opciones en toda la actividad turística. México tiene una vocación turística, donde la hotelería está basada en experiencias; igualmente, hay oportunidades en El Bajío, al norte del país, en el componente inmobiliario industrial.