Por primera vez, el sueño de tener casa propia está marcando el ritmo de vida de millones de estadunidenses. De acuerdo con el Informe del Sueño Americano 2025 elaborado por Coldwell Banker Real Estate, el 71% de los aspirantes a propietarios está posponiendo decisiones importantes como casarse, tener hijos o cambiar de trabajo hasta lograr comprar una vivienda.
Un nuevo punto de partida hacia la adultez
Entre los hallazgos más reveladores, la Generación Z (de 18 a 28 años) encabeza la tendencia: 84% de sus integrantes que aspiran a tener una casa posponen al menos una decisión vital hasta que puedan permitírselo. Casi un tercio (29%) retrasa la paternidad y más de la mitad no espera poder adquirir una vivienda antes de los 40 años.
“Comprar una casa se ha convertido en el nuevo punto de partida hacia la independencia y la estabilidad. Muchos jóvenes están reorganizando sus prioridades para lograrlo”, explicó Jason Waugh, presidente de Coldwell Banker Affiliates.
La vivienda, aún el corazón del “Sueño Americano”
A pesar de los desafíos, el deseo de ser propietario sigue intacto.
Más de ocho de cada diez personas que hoy no tienen casa planean comprar una en el futuro, incluidos el 97% de los miembros de la Generación Z y el 93% de los Millennials. Además, el 65% cree que comprar es una decisión financiera más inteligente que rentar y casi la mitad considera que invertir en bienes raíces genera más riqueza que hacerlo en la bolsa de valores.
Estrategias creativas ante la falta de accesibilidad
Para superar los altos precios, los estadunidenses están reinventando su camino hacia la vivienda propia.
El 84% está dispuesto a hacer concesiones, desde aceptar un segundo empleo o comprar propiedades más pequeñas, hasta mudarse a zonas más asequibles.
Incluso, uno de cada cinco jóvenes de la Generación Z ha vuelto a vivir con sus padres para ahorrar con el objetivo de comprar una casa.
Persistencia del optimismo
Pese a las dificultades, el optimismo predomina. Casi dos tercios (63%) de quienes aún no tienen vivienda creen que podrán comprar una en los próximos cinco años, una meta que sigue siendo, para la mayoría, el símbolo definitivo de éxito y estabilidad personal.
“El deseo de ser propietario no ha desaparecido, solo está cambiando de forma y de tiempo. Los estadunidenses siguen viendo la vivienda como el centro de su vida y la base de su futuro financiero”, concluyó Waugh.


