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Quien llega a Madrid por primera vez y pasea por la Gran Vía observa los neones de sus espectáculos o toma un café en alguno de sus locales. Pero al otro lado de las cristaleras no tiene fin la frenética actividad de esta avenida. Es, como otros corredores de las principales ciudades en el mundo, un lugar que nunca duerme, y es vigilada por la calle de Alcalá, hasta la Plaza de España.

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Aires nuevos al desarrollo inmobiliario

Quien llega a Madrid por primera vez y pasea por la Gran Vía observa los neones de sus espectáculos o toma un café en alguno de sus locales. Pero al otro lado de las cristaleras no tiene fin la frenética actividad de esta avenida. Es, como otros corredores de las principales ciudades en el mundo, un lugar que nunca duerme, y es vigilada por la calle de Alcalá, hasta la Plaza de España. Aquí se concentra un universo casi inabarcable de oportunidades de ocio, cines y teatros, restaurantes, grandes almacenes y tiendas de moda, libros, música o películas, complejos de oficinas, hoteles. En este lugar han competido durante décadas los mejores arquitectos españoles de la mitad del siglo XX. Por su importancia urbana, autoridades municipales y nacionales ejecutan un ambicioso proyecto.

En el 2003 se planteó el proyecto Madrid Calle 30 y la construcción de los túneles que han permitido soterrar el tráfico de esa vía en su tramo coincidente con el río Manzanares, ya se estaba pensando en el nuevo proyecto que le sucedería a partir de 2007: el proyecto Madrid Río. El objetivo propuesto fue conseguir un gran parque lineal que con más de diez kilómetros de longitud uniera y diera continuidad a las numerosas zonas verdes, desde El Pardo hasta Getafe, con que cuenta la ciudad de Madrid en ese ámbito.

 

 

Poco a poco, como un gigantesco mosaico y de acuerdo con el calendario previsto, esta enorme superficie recuperada va adquiriendo la forma y la función del nuevo eje medioambiental, lúdico, deportivo y cultural que recorre la ciudad desde el norte hasta el sur, integrando los barrios de ambas riberas del Manzanares. Una gran operación de reequilibrio urbano y medioambiental para Madrid, que además beneficiará toda el área metropolitana.

El Plan de Renovación Urbana del Entorno del Río Manzanares actúa sobre el espacio privado rehabilitando edificios, revitalizando actividades económicas y haciéndolo más sostenible. El Plan tiene en la rehabilitación de viviendas, edificios y locales una de sus líneas principales de actuación. De hecho, la meta es poner en valor el patrimonio edificado privado adecuándolo a nuevos criterios funcionales, medioambientales y estéticos, mejorando así la calidad de vida de los vecinos y las condiciones económicas de la zona.

El diagnóstico realizado sobre la situación urbanística del ámbito destaca la falta de adecuación de las viviendas y los edificios a los criterios mencionados, por ejemplo, 30 % de los edificios carecen de ascensor. Esto implica la necesidad de intervenir, en distintos niveles, en un máximo de 22 000 de las 29 797 viviendas incluidas en el espacio ordenado por el plan.

El Plan contempla cinco tipos diferentes de rehabilitación para edificios y viviendas, que pueden darse simultáneamente, de forma complementaria y no excluyente: Rehabilitación Sostenible, Rehabilitación Sostenible Básica, Rehabilitación Sostenible de la Escena Urbana y, finalmente, Rehabilitación Sostenible Básica y de la Escena Urbana.

Además, se incluye una línea específica de rehabilitación para el zócalo comercial, que  pretende su reactivación en consonancia con la transformación urbana del ámbito, potenciando el comercio de barrio y la aparición de un nuevo comercio de escala municipal. Se estima que podría intervenirse en 2100 de los 3104 locales dedicados a actividades económicas presentes en el espacio que el Plan delimita.

 

Revitalización y Renovación

 

Por otra parte, junto a las actuaciones de rehabilitación, el Plan incluye una segunda línea: Revitalización y Renovación. Ésta supone incorporar nuevos usos y actividades mediante la modificación del marco urbanístico y arquitectónico, abarcando la posible construcción de nuevos edificios y generando focos que impulsen la transformación social y económica del ámbito.

Para abordar este tipo de actuaciones, el Plan delimita nueve conjuntos de Renovación Urbana, con una superficie de 47 hectáreas. Estos conjuntos son áreas de centralidad con gran potencial para la regeneración y transformación física, social y económica del ámbito, integran y hacen compatibles la rehabilitación y la nueva edificación, buscan la mayor colaboración público-privada, y posibilitan la incorporación de nuevos usos y actividades. Para estos conjuntos, el Plan propone ideas genéricas de actuación no vinculantes, que deberán ser objeto de concertación con los agentes implicados.

 

Puente Segovia.
Puente Segovia.

 

Conjunto de Renovación urbana

 

Primero: es el de Legazpi-Glorieta de Cádiz. En este ámbito se propone extender el efecto dinamizador de las actuaciones municipales en Matadero Madrid y Mercado de Frutas y Verduras, así como el del futuro intercambiador de la Plaza de Legazpi, desde esta plaza hasta la Glorieta de Cádiz, creando un foco de centralidad cultural y de innovación.

Segundo: se sitúa en el entorno del Puente de la Princesa, donde se propone coordinar las actuaciones de urbanización con el proyecto Madrid Río, redefiniendo además los usos existentes.

Tercero: se localiza en la calle Antonio López, números 109 y 111, donde el objetivo es generar un nuevo foco terciario, de ocio y de innovación en la fachada de la margen derecha del río, mejorando la comunicación entre los distritos de Usera y Arganzuela, y facilitando así la extensión de las dinámicas urbanas generadas por la transformación del Matadero.

Cuarto: Es el entorno del Puente de Praga, donde se propone una concertación con el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), adscrito al Ministerio de Fomento, para posibilitar la sustitución del uso del edificio actualmente dedicado a Centro de Estudios de Puertos y Costas, para albergar nuevos usos que contribuyan a la revitalización económica de la zona.

Quinto: situado entre el Puente de Toledo y el futuro puente monumental de Arganzuela, diseñado por Dominique Perrault para el proyecto Madrid Río, se propone modificar el planeamiento urbanístico a fin de crear un nuevo frente a la avenida del Manzanares, con renovación de edificaciones y generación de un nuevo conjunto residencial, terciario y dotacional.

Sexto: situado en torno del estadio Vicente Calderón - Mahou y Paseo de San Illán, donde el objetivo es generar un nuevo enclave urbano singular, a través de la operación urbanística de transformación de este ámbito ya en marcha, ampliando su efecto renovador al entorno inmediato de la Glorieta de Pirámides y a la margen derecha en la zona comprendida entre la avenida del Manzanares y el Paseo de San Illán.

Séptimo: en el Conjunto de la Ermita del Santo, se propone articular el frente del río con el distrito de Latina, renovando el centro comercial de la Ermita del Santo y su entorno, mediante la revisión de usos y actividades, con posible modificación del planeamiento urbanístico, lo que permitirá mejorar la continuidad comercial entre el Paseo de la Ermita del Santo y la avenida del Manzanares.

 

La Historia Habla

 

El capítulo de los nombres propios se abre con el rey Alfonso XIII, cuando en 1909 comenzó esta gran reforma. Capítulo continuado por los periodistas y escritores Ernest Hemingway, Antoine de Saint-Exupéry y John Dos Passos, quienes, alojados en el desaparecido Hotel La Florida, cubrieron para sus periódicos los acontecimientos que sacudieron la Historia de nuestro país en los años treinta.

Por fortuna, décadas después otros artistas devolvieron a la Gran Vía su esplendor: en los años sesenta muchos se sentaban en las terrazas de los cafés de la avenida a la caza de alguna estrella del firmamento de Hollywood. El "culpable" fue Samuel Bronston, productor de películas como El Cid o 55 días en Pekín, que puso su oficina en una de las plantas de la Torre de Madrid, en la cercana Plaza de España. También tuvo mucho que ver un local mítico, Chicote.

En la barra de esta glamorosa coctelería, fundada por Perico Chicote en 1931, han estado: Ernest Hemingway, Ava Gardner, Gary Cooper, Orson Welles, Frank Sinatra, Rita Hayworth, Grace Kelly, Luis Miguel Dominguín, la duquesa de Alba, y más recientemente Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar. Por cierto, que este cineasta consiguió lo imposible: vaciar la Gran Vía de tránsito y viandantes. Fue en 1997, para una de las escenas más impactantes de su película Abrelos ojos.

Desde hace cien años la Gran Vía suma el espíritu de la Quinta Avenida o de Broadway en Nueva York, la del Covent Garden londinense, la de los Campos Elíseos parisinos o la de la romana Vía Vittorio Venneto. Esta mezcla de grandes tiendas y ser- vicios ha estado el último siglo para los habitantes de Madrid y los millones de viajeros que la visitan.

 

Octavo: se localiza en torno a la antigua subestación de Iberdrola, donde se propone reconsiderar la actual ordenación existente, con el fin de mejorar la imagen arquitectónica del ámbito y garantizar su integración en el proyecto Madrid Río.

Noveno: se sitúa alrededor del Puente de Segovia, donde se pretende llevar a cabo un proceso de concertación con el CEDEX, de tal manera que, manteniendo el magnífico edificio existente, obra de Miguel Fisac, se reconsideren los usos actuales y, junto a los viveros y otros equipamientos existentes en la zona, se destinen todos ellos a usos cívicos y culturales.

 

Unión México- España

 

El compositor mexicano Agustín Lara llegó a España en 1957, bastante tiempo después de haber compuesto la canción titulada Madrid. Era la primera vez que visitaba esa ciudad, y a pesar de ello había divulgado las bellezas de Madrid como ningún otro hasta entonces. Lo hizo a través de los acordes, pero sobre todo de la letra de la canción en la que prometía alfombrar con claveles la Gran Vía para su "chulona". La anécdota resulta bastante significativa y permite comprender la proyección internacional de Madrid, y en particular de su avenida más conocida... Incluso para quienes no conocen Madrid.

Pero a la proyección internacional de la Gran Vía han contribuido otras personalidades, como Antonio López: muchos amantes del arte conocen la avenida a través de la mirada hiperrealista de este pintor manifestada en su obra, en este caso en la titulada La Gran Vía, obra realizada en 1981, una de las cumbres de su carrera artística. Pero en esta importante avenida también hay establecimientos emblemáticos de shopping. Por ejemplo: Loewe, un clásico de la moda en España y con proyección internacional, y la joyería Grassy, con piezas históricas y también de diseño actual.

 

Av. Portugal.
Av. Portugal.

 

La gran revolución que está experimentando esta avenida en los últimos tiempos es la reconversión de muchos de sus edificios más destacados, incluidos cines y teatros, en grandes centros de moda, donde ofrecen sus muestrarios de temporada algunas de las principales marcas españolas e internacionales.

 

Historia urbana

 

Junto con el barrio Salamanca, la Gran Vía fue el gran proyecto urbanístico de finales del siglo XIX en Madrid. La necesidad de esta reforma estaba clara: había que liberar Sol de la congestión de carruajes a la que estaba sometida diariamente. Aunque el proyecto de reforma data de 1886, redactado por Carlos Velasco, las obras no comenzaron hasta abril de 1910, con un nuevo proyecto a cargo de los arquitectos municipales José López Sallaberry y Francisco Octavio Palacios.

Sería el rey Alfonso XIII, con José Canalejas, presidente del Consejo de Ministros, como testigo, quien dio el pistoletazo de salida para el derribo de más de trescientos edificios (incluidos dos conventos, colegios o el histórico Teatro Lara), afectando a 48 calles, muchas de las cuales desaparecieron totalmente.

Los derribos se prolongaron hasta 1927, en tres tramos: primero, de la confluencia con la calle de Alcalá hasta la Red de San Luis; más tarde, desde este punto hasta la plaza del Callao; y finalmente desde Callao hasta la Plaza de España. Pero la última de las obras no finalizaría sino hasta mucho tiempo después de la Guerra Civil, en 1952, con la inauguración del edificio donde hoy está el Hotel Washington.

La Gran Vía asistió a la inauguración de una nueva era de los transportes urbanos en Madrid con la llegada, en 1919, de la primera línea de Metro, que conectaba las estaciones de Sol y Cuatro Caminos, con parada en la Red de San Luis. La entrada de la estación era un bello templete, obra de Antonio Palacios. En sus orígenes, al ser concebida como una misma vía pero con tres tramos confluyentes, cada uno tuvo su propio nombre: Eduardo Dato, Pi y Margall y Conde de Peñalver.


Texto:Arturo Medina

Foto: Ayuntamiento de Madrid