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La corrección al alza que están teniendo las tasas de interés del crédito hipotecario de la banca y la elevada inflación han propiciado que el destino del crédito se modificara en 2022 respecto a 2021, disminuyendo en forma importante la potabilidad y dándole mayor atractivo al crédito de liquidez, pero sin que el financiamiento de adquisición deje de ser el principal destino.

La banca se ha mantenido muy sólida en los años más recientes, resistiendo el embate de la larga crisis sanitaria sin mayores afectaciones y manteniendo amplios recursos listos para financiar al sector privado, tanto empresas como particulares, entre ellos para otorgar el crédito hipotecario.

Pocas actividades pueden presumir que, a pesar de todos los inconvenientes de los últimos años, no han dejado de crecer. Nos referimos al mercado hipotecario bancario, que por encima de crisis e incertidumbre mantiene un ritmo de crecimiento y, a diferencia de lo que sucede en otros países, se mantiene sano.

El crédito hipotecario ha evolucionado en los últimos 20 años y  posiblemente ya no debemos esperar nuevos productos en cuanto al destino del crédito, eso ya no es lo relevante. Más bien, debemos esperar que se siga desarrollando la ingeniería financiera y el aprovechamiento de los datos de las personas a través de la tecnología, para poder ampliar la base de clientes potenciales.

En medio de la gran competencia que hay entre los bancos en el producto hipotecario, nuestra obligación como institución es generar certidumbre para los clientes.