La economía mexicana llegó a su cuarta transición sexenal con estabilidad económica, aunque en medio de cierto grado de incertidumbre por las posibles medidas de política económica que pueda tomar el nuevo gobierno federal.
Se sigue percibiendo un ambiente positivo general para el consumo interno, aunque este año se ha moderado su ritmo de expansión por el debilitamiento de algunas variables.
Con unas elecciones bien llevadas disminuyeron los factores de incertidumbre; pero al presidente electo y al nuevo gobierno les aguardan diversos retos ante los nuevos escenarios económicos.
La perspectiva de crecimiento económico para el 2018 es similar a lo que vivimos el año pasado e incluso ligeramente mejor, a pesar de existir importantes factores de incertidumbre.
La importancia del segmento real estate, infraestructura, políticas de vivienda, turísticas, de inversión, su plan económico y nuevo aeropuerto, estarán en el top of mind de los inversionistas que saldrán a emitir su voto a lo que considerarán su mejor opción.