Hablar de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es referirnos a más de 130 años de historia financiera y bursátil en el país. Desde sus primeras operaciones formales en el siglo XX hasta su papel actual como institución clave para el financiamiento empresarial, la BMV ha sido testigo y protagonista de la evolución económica y tecnológica de México.
Sin embargo, es en los últimos 60 años donde su transformación ha sido más profunda, marcada por la modernización tecnológica, la integración del mercado y la consolidación de un marco regulatorio robusto.
Durante la década de 1960, la incorporación de equipos electrónicos para el manejo de datos y la creación de la Asociación Nacional de Agentes de Bolsa marcaron el inicio de una nueva etapa. México experimentaba un auge económico y comenzaban a desarrollarse instrumentos financieros como los Bonos de la Tesorería Federal, antecedente directo de los Cetes.
En los años setenta se sentaron las bases del mercado moderno. En 1975 se promulgó la Ley del Mercado de Valores, que reguló por primera vez la oferta pública de valores y estableció las reglas para la intermediación y la información bursátil. A partir de esa ley, la institución adoptó el nombre de Bolsa Mexicana de Valores e integró a las bolsas regionales de Guadalajara y Monterrey. En 1978 nació el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), el principal indicador del mercado accionario mexicano.
La década de 1980 trajo retos mayúsculos. La crisis económica, la inflación y la nacionalización bancaria afectaron severamente las operaciones, aunque se crearon instituciones fundamentales como Indeval, el Depósito Central de Valores, que modernizó la compensación y liquidación de títulos. A pesar de los temblores financieros —y del sismo de 1985 que interrumpió temporalmente las operaciones— la BMV demostró resiliencia institucional.
En 1987 ocurrió un crack bursátil mundial, conocido como el “Lunes Negro” (Black Monday), y México no fue la excepción: la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) sufrió una fuerte caída, en línea con lo que sucedió en los principales mercados internacionales. El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) cayó alrededor de 17% en una sola jornada, y más de 40% durante el mes, debido al pánico global y la salida de capitales extranjeros. El episodio llevó a un replanteamiento de la regulación bursátil, mejoras en la supervisión del mercado y la modernización tecnológica de la BMV a finales de los ochenta.
Con la recuperación económica, los años noventa marcaron una nueva era. En 1990 se inauguró el Centro Bursátil sobre Paseo de la Reforma, símbolo de la modernidad financiera. Ese mismo año comenzaron a fluir nuevamente los capitales extranjeros y se reformó la Ley del Mercado de Valores para impulsar la globalización del sistema. En 1993 varias empresas mexicanas se listaron en Nueva York mediante ADRs, y hacia finales de la década la negociación bursátil se volvió completamente electrónica, con la introducción del sistema BMV-SENTRA.
A partir del 2000, la BMV se consolidó como una bolsa moderna y competitiva. En 2001 se incorporaron los Certificados Bursátiles como nuevo instrumento de deuda, mientras que en 2008 la institución adoptó la figura de sociedad anónima bursátil (S.A.B. de C.V.), cotizando sus propias acciones en el mercado. Ese mismo año enfrentó la crisis financiera global, de la que salió fortalecida gracias a su regulación y tecnología.
En la década siguiente, la BMV impulsó la diversificación de instrumentos. En 2011 se listó el primer Fideicomiso de Inversión en Bienes Raíces (Fibras), abriendo el camino para nuevos vehículos como CKDs y CERPI. Además, se integró al Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), conectando su operación con los mercados de Chile, Colombia y Perú. En 2012 lanzó su Motor de Negociación Transaccional (MoNeT), una plataforma de última generación que modernizó la negociación bursátil.
Hacia mediados de la década de 2010, la digitalización de la información bursátil y el desarrollo de herramientas como SiBolsa y su versión móvil consolidaron la estrategia tecnológica del grupo. En 2015, la BMV modernizó su icónica sede con pantallas interiores y exteriores, reafirmando su compromiso con la transparencia y la innovación.
Una década de transformación y nuevos desafíos (2015-2025)
Los últimos diez años del mercado de valores en México representaron una etapa de profundas transformaciones estructurales, marcadas por la modernización regulatoria, la volatilidad global y la búsqueda de nuevos mecanismos de financiamiento. Entre 2015 y 2025, la BMV y el sistema bursátil en su conjunto enfrentaron uno de los periodos más dinámicos y desafiantes de su historia contemporánea.
En el ámbito regulatorio, la Reforma a la Ley del Mercado de Valores (LMV), publicada en diciembre de 2023 y con efectos plenos a partir de 2025, marcó un punto de inflexión. Su objetivo principal fue reactivar el mercado de capitales, tras años de escasa actividad en nuevas ofertas públicas iniciales (OPIs).
La figura de Inscripción Simplificada busca reducir plazos y requisitos, y otorgando mayor flexibilidad en gobierno corporativo. Además, se incorporaron nuevos vehículos de inversión, como los Fondos de Cobertura (Hedge Funds), y se actualizaron las reglas de los fondos de inversión para alinearse con los estándares internacionales. Esta reforma pretende sentar las bases de un mercado más incluyente, ágil y competitivo.
El desempeño del principal índice, el S&P/BMV IPC, reflejó la volatilidad y los cambios del entorno global. La pandemia de COVID-19 provocó en 2020 una de las caídas más abruptas de la historia reciente, seguida de una rápida recuperación apoyada en la liquidez internacional y en la estabilidad macroeconómica mexicana. A pesar de episodios de incertidumbre por la renegociación del T-MEC, la inflación global y las alzas en las tasas de interés, el IPC alcanzó nuevos máximos históricos, superando los 60,000 puntos en 2024 y los 63,000 en 2025, símbolo de confianza en la emisoras y madurez del mercado.
Otro rasgo distintivo de la década fue la transformación tecnológica y el avance de las finanzas digitales. Las plataformas Fintech ampliaron la participación de inversionistas minoristas y facilitaron el acceso a instrumentos bursátiles, contribuyendo al aumento en el número de cuentas de inversión en el país. Paralelamente, la inversión sostenible (ESG) cobró relevancia, con un número creciente de emisiones de bonos verdes, sociales y sustentables, que fortalecieron el compromiso ambiental y social de las empresas emisoras.
Los instrumentos alternativos de inversión, como los Fibras y los CKDs, continuaron siendo vehículos clave para canalizar recursos hacia proyectos de infraestructura, bienes raíces y capital privado. Su consolidación reafirmó el papel del mercado bursátil como fuente esencial de financiamiento de largo plazo para la economía mexicana.
Así, el periodo 2015-2025 puede definirse como una década de transición, en la que el sistema bursátil mexicano avanzó hacia una mayor competencia, transparencia y digitalización, sin dejar de enfrentar retos estructurales como la baja participación de emisoras y la necesidad de profundizar la liquidez. La modernización institucional, la innovación tecnológica y la visión regulatoria de apertura y simplificación sientan hoy las bases para una nueva etapa en la historia del mercado de valores en México: más accesible, más competitivo y, sobre todo, más cercano a los desafíos del siglo XXI.
Hoy, la Bolsa Mexicana de Valores es una institución sólida, tecnológica y en evolución constante. Junto con sus filiales —MexDer, Asigna e Indeval— conforma el Grupo BMV, que ofrece servicios integrales de información, liquidación, custodia y derivados.
Con más de un siglo de historia y 60 años de transformación acelerada, la BMV se mantiene como la segunda bolsa más importante de América Latina, solo detrás de São Paulo. Su legado combina estabilidad institucional, visión de futuro y una continua apuesta por la modernización, reflejando el pulso financiero de México y su integración a los mercados globales.
Texto:Real Estate Market & Lifestyle