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En el 2022 el planeta perdió 4.1 millones de hectáreas de bosques primarios tropicales, un incremento del 10% en comparación con el año anterior. Los bosques primarios tropicales son áreas de importancia clave para el almacenamiento de carbono y la biodiversidad.

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La pérdida de bosques tropicales empeoró el pasado año, pese a los compromisos de las empresas y gobiernos para frenar la deforestación del planeta.

Según los datos de la Universidad de Maryland, disponibles en la plataforma Global Forest Watch, en 2022 el planeta perdió 4.1 millones de hectáreas de bosques primarios tropicales, desafortunadamente representa un incremento del 10% en comparación con el año anterior.

Los bosques tropicales están situados en la zona intertropical cuya vegetación predominante es de hoja ancha. Su temperatura promedio anual es, por lo general, superior a los 24 °C, con una humedad muy variable.

 

Se dan tres clases diferenciadas según su pluviosidad: bosque tropical húmedo o lluvioso, bosque tropical seco y monzónico; a los que habría que añadir los bosques de inundación o humedales y manglares.

 

Los bosques primarios tropicales son áreas de importancia clave para el almacenamiento de carbono y la biodiversidad. Según la plataforma de monitoreo forestal, la pérdida de estos bosques en 2022 generó 2.7 gigatoneladas de emisiones de dióxido de carbono, lo que equivale a la emisión anual a partir de combustibles fósiles de la India.

 

 

Como muestra el gráfico, el nivel de pérdida de bosques primarios en los trópicos alcanzó su punto máximo en 2016, en comparación con los demás años para los que la fuente ofrece datos, y se ha mantenido alto desde entonces.

Brasil es el país con la mayor cantidad de bosques primarios y también el que más pérdidas de este tipo de bioma registra. En el 2022, en ese país se produjo el 43% de la pérdida total de bosques tropicales primarios del mundo.

Además, las pérdidas no relacionadas con incendios (en su mayoría debidas a la deforestación a través de la tala rasa) alcanzaron el nivel más alto registrado desde 2005. En 2022, Brasil perdió cerca de 1.8 millones de hectáreas de bosque tropical, siendo la Amazonia la región más afectada.