Reconocido por obras emblemáticas como el Museo Guggenheim de Bilbao y el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles, Gehry se consolidó como un creador capaz de cuestionar los límites formales, estructurales y materiales de la arquitectura. Su aproximación al diseño transformó edificios en experiencias espaciales complejas, donde la forma, el movimiento y la materialidad adquirieron un protagonismo inédito.
Galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura en 1989, así como con la Medalla de Oro del American Institute of Architects y la Medalla Presidencial de la Libertad, Gehry fue reconocido tanto por su audacia creativa como por su impacto cultural.
Nacido en Canadá y formado en la Universidad del Sur de California, Gehry alcanzó notoriedad internacional en la década de 1970 con la Casa Gehry en Santa Mónica, una intervención residencial que incorporaba metal corrugado y materiales industriales en una composición fragmentada. Ese proyecto marcó el inicio de un lenguaje propio y radical.

Desde entonces, su estudio —hoy conocido como Gehry Partners— desarrolló una extensa obra que incluye museos, edificios culturales, residenciales y corporativos. Entre ellos destacan el Museo de Cultura Pop en Seattle, el Museo Vitra Design en Alemania, la Fundación Louis Vuitton en París y la Casa Danzante en Praga. En Nueva York, su incursión en la arquitectura en altura dio lugar a una torre residencial que, al finalizarse en 2011, fue la más alta del hemisferio occidental.
Su obra en Bilbao trascendió el ámbito arquitectónico y se convirtió en un fenómeno económico y urbano, conocido como el “Efecto Bilbao”, al detonar la revitalización de la ciudad a través de un proyecto cultural de alcance internacional.
Un legado que permanece
Gehry se mantuvo activo en proyectos de gran escala, desde desarrollos residenciales en Los Ángeles hasta objetos de diseño. Su propuesta para el Guggenheim Abu Dhabi, prevista para concluir próximamente, sintetiza su interés constante por experimentar con nuevas formas y contextos culturales.