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La cifras preliminares del Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre del año 2018 indican que México creció 2.6% a tasa anual (cifras originales), con lo cual de enero a septiembre acumuló un crecimiento de 2.2% respecto al mismo periodo del año pasado, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

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La dependencia informó que la actividad terciaria (servicios) fue la más activa, al crecer 3.4% en el tercer trimestre y 2.9% anual en los nueve primeros meses del año.

El sector secundario (industria) repuntó 1.1% en el trimestre y acumula un avance de apenas medio punto porcentual en el acumulado, todo considerando cifras originales y en forma anual.

Finalmente, la actividad primaria se expandió a ritmo anual de 2.2% en el trimestre y 3.1% en los nueve primeros meses del año en cifras anuales.

De acuerdo con un análisis de Banorte, “con la cifra de hoy, existe un modesto sesgo al alza para la actividad económica este año. Mantenemos nuestro estimado de 2.1% para 2018. No obstante, estamos a la espera de los detalles del reporte para reevaluar nuestro estimado, con un modesto sesgo al alza tras esta cifra”.

Agregaron que los principales motores para el crecimiento incluyen: “(1) Un mercado laboral cercano a pleno empleo e incrementos salariales mayores al promedio de largo plazo, junto con el avance en el flujo de remesas y crédito bancario que continuaría apoyando el dinamismo de las ventas al menudeo; y (2) menor incertidumbre en el frente comercial tras el acuerdo con Canadá y EE.UU. junto con un mayor dinamismo de la actividad industrial en este último país. Por el contrario, la incertidumbre a nivel global ha aumentado, resultando en mayores tasas de interés y una mayor debilidad en el peso, lo cual podría impactar el panorama, en particular los niveles de confianza. La inversión ha permanecido relativamente débil, en gran medida por los esfuerzos de consolidación fiscal del gobierno federal, mientras que los precios del petróleo han disminuido en fechas recientes. Finalmente, el crecimiento de los salarios reales y por ende del consumo privado podría estar mermado ante niveles de inflación que continúan persistentemente elevados.”