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Se vive una oportunidad histórica para México de convertirse en la nueva forma de globalización (nearshoring) y una nueva forma de capitalismo, entendiendo el rol de la economía, que es el impacto positivo que tienen las inversiones.

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Así lo expresó Altagracia Gómez Sierra, coordinadora de “Desarrollo con bienestar y perspectiva regional” y asesora económica del Proyecto de Nación de Claudia Sheinbaum Pardo, candidata a la presidencia de la República, durante los “Diálogos por la infraestructura de México” del Colegio de Ingenieros Civiles de México.

Gómez Sierra basa su comentario en el hecho de ser México el socio comercial más importante de Estados Unidos por primera vez en la historia, una inversión extranjera récord, ocupar los primeros lugares en exportaciones de ciertos productos y un peso fuerte.

 

Y para lograrlo, la conferencista menciona: “qué es lo que queremos –y no tenemos–: nos falta crecer más. Tenemos un entorno macroeconómico muy favorable, con una cercanía geográfica y de valores con Estados Unidos. Lo que queremos es que se traduzca en bienestar, que significa dar acceso a derechos económicos, sociales y culturales a todas las personas, donde la obligación del Estado es un dar y un hacer (educación, movilidad, salud), garantizando lo que aparece en los primeros 29 Artículos de la Constitución”.

 

Coordinadora de la mesa de Desarrollo Económico Regional y Relocalización, la también empresaria reconoce que la consigna es cómo generar Prosperidad Compartida, “aprovechando el momento de México, con un cambio geopolítico importante, conjugando dos rompimientos de paradigmas: la globalización convertida en regionalización y nearshoring, y el rol del capitalismo, lo que se debe de entender por capitalismo, ahora acompañado por el concepto ESG (environmental, social y governance), donde las empresas que reportan en bolsa, deben de premiar con rentabilidad los impactos positivos de las inversiones, pero también darle gran importancia a los impactos positivos en temas de sostenibilidad, ambiente y sociales”.

Y agrega: “para cumplir lo anterior, requerimos de algo que no se hace mucho en México: planeación. La improvisación es enemiga de la inversión; en México tenemos un largo camino que recorrer y no es por falta de planes, pero sí una falta de vinculación y de seguimiento de estos planes. Lo primero que falta es una política industrial con una visión del país a largo plazo y no solamente en México, también en el mundo, porque se estimaba que el Estado no debía meterse ni para crear, ni para transformar y extinguir mercados e industrias.

 

 

“La creencia de que, solo el mercado puede influir la política, pero la política pública no debe influir al mercado, ha sido superada. Y en ese sentido, tocará a la próxima administración armar una política cohesiva, sólida, con una visión de México a largo plazo”.

En su disertación, mencionó que la actual política industrial en México se compone de 24 programas sectoriales de una regla octava del capítulo 98 del Decreto del Inmex y un programa especial de exportación de motocicletas y televisiones.

 

“Esa es toda la política industrial, a esas se les puede sumar la política industrial y la de atracción de inversiones, con dos decretos de incentivos fiscales, uno para el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec y el Decreto de Nearshoring. De ahí partimos, tenemos el Plan Nacional de Desarrollo (a 6 años) el Plan Nacional de Reordenamiento Territorial (a 20 años), el Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (a 15 años), Plan Nacional Hídrico (a 10 años) y el Plan Nacional de Infraestructura (a corto plazo). Ninguno de ellos coincide ni en tiempos, ni en objetivos ni en presupuestos. El encargo de Claudia Sheinbaum fue hacer un Plan de Desarrollo Económico Regional que contemplara una estrategia nacional para la relocalización”.

 

Para Gómez Sierra, este último Plan incluye una Política Estratégica y apoyo a Sectores Prioritarios, basado en cinco Principios: Inclusión, Innovación (pasar “de lo Hecho en México a lo Pensado en México”), Digitalización (simplificar estructura del gobierno), Sostenibilidad y Vocaciones Regionales (orientar la inversión). Este último punto incluye la creación de infraestructura para parques industriales.

A la vez, la Política Estratégica está dividida en cinco apartados: Capacitación, Promoción de inversiones, Colaboración, Consejo Nacional de Desarrollo Económico Regional (o Consejo Nacional de Relocalización) y Coinversión.

 

 

Sobre las asociaciones público-privadas, comentó: “por angas o mangas, ‘dan roña’, porque ha habido escándalos, hay una percepción de abuso y de poco valor agregado. Presentamos Empresas Mexicanas Estratégicas, que corrige algunos de los excesos y garantiza que los proyectos sean bancables, administración técnica (expertos) y visión a largo plazo”.

 

En su mesa de trabajo están las propuestas a sectores prioritarios que tienen que desarrollarse y que son: Diálogo de alto nivel con Estados Unidos y Canadá; semiconductores, electrónica, electromotriz, farmacéutica, dispositivos médicos y agroindustria, además de construcción (vivienda e infraestructura), energía, industria química, industria textil y de confección, minería, turismo y logística.

 

Por último, comentó que el Plan Nacional de Infraestructura, todavía no presentado, se divide en Infraestructura de competitividad: puertos, aeropuertos, ferrocarril de carga y pasajeros, caminos rurales, y en Bienestar, tecnificación del campo, energía, agua, salud y educación.