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Durante noviembre de 2020 la inversión en construcción presentó una contracción de -9.9% respecto al mismo mes del año previo, extendiendo el ciclo de caída y siendo el principal factor que determina su ciclo recesivo.

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De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de enero a noviembre del año pasado se acumuló una contracción de -17.7% al compararse con el periodo similar de 2019. Respecto a meses previos se observa una ligera moderación en la caída, pero aún no se observan señales concretas de recuperación.
 
La inversión no residencial encabeza la caída acumulada con una contracción de -19.8% en los primeros 11 meses del año 2020, en su comparación anual, en tanto la inversión residencial acumuló una contracción de -15.6% anual.
   
En forma secuencial (cifras mensuales), durante noviembre el INEGI reportó que la inversión en construcción repuntó de 2.4% respecto a octubre, encabezado por un avance de la inversión residencial de 5.4% y de apenas 0.4% en la no residencial. Estas cifras muestran que la inversión en construcción proveniente del sector privado es la que muestra signos de reactivación en el corto plazo y no la proveniente de obras públicas.
 
Analistas del sector privado consideran que la información sobre la inversión en construcción sigue mostrando que el sector trabaja muy por abajo de su nivel óptimo de acuerdo con su capacidad instalada. Asimismo, refleja la incertidumbre que sigue existiendo en el sector y la limitada capacidad del gobierno para estimular la economía a través de la inversión en obras de infraestructura.
 
Durante el último trimestre de 2020, la industria de la construcción fue reaccionando con base en el estado epidemiológico de cada entidad federativa, aunque a diferencia de la primera etapa de confinamiento, donde no fue calificada como actividad esencial, en la recta final del año pudo operar, aunque las cifras demuestran que con capacidad muy limitada.