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A un año de la degradación del espacio aéreo mexicano por parte de EU y ante los 80 años del AICM, un especialista propone alternativas que contemplan capacitación y aspectos técnicos internacionales.

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Más allá del discurso presidencial que inventa batallas entre neoliberales, mafias del poder y el “pueblo bueno”, a los niños que venían en el vuelo procedente de Cancún —que libraron una catástrofe en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) gracias a la pericia de un piloto el pasado 9 de mayo—, saben de la importancia de la seguridad en un avión.  

Y no es para menos. Apenas cinco días antes, el 5 de mayo, la Federación Internacional de Pilotos de las Aerolíneas (IFALPA) emitió una alerta internacional sobre incidentes, aviones con baja carga de combustible, esperas no planificadas, desvíos por excesivos retrasos y alertas de tripulaciones por aterrizajes a tierra en condiciones difíciles en el Valle de México.

 

“Con la apertura de este aeropuerto (El AIFA) los operadores han recibido poca capacitación sobre cómo operar esta nueva configuración en el espacio aéreo. Las tripulaciones han recibido autorizaciones que no se adhieren a las restricciones para evitar el terreno”.

 

La IFALPA fue más allá: pidió prácticamente ignorar las indicaciones de los operadores mexicanos en caso de que no fueran acordes a la seguridad en pleno vuelo:

“Se recomienda que las tripulaciones ejerzan una mayor conciencia situacional del terreno y adhiérase estrictamente a las restricciones de altitud publicadas. Si recibe una autorización que considera cuestionable, resuelva la autorización a su satisfacción”.

AICM, reto a tomar en serio

“Creo que el gobierno está entre la espada y la pared. Ahora estamos padeciendo una situación multifactorial. El Aeropuerto Internacional Benito Juárez tiene más de 80 años de operar, pero se fue haciendo chico”, destaca en plática con Real Estate Market & Lifestyle, Juan Carlos Machorro, Socio a cargo del área de Derecho Aeronáutico y Aeroportuario del despacho Santamarina y Steta.

Para el abogado, los aeropuertos no se diseñan desde la tierra; se hace desde el espacio aéreo, porque es importante considerar rutas, orografías, seguridad y diversos análisis.

Según el abogado, “Organizaciones de carácter mundial como Mitre, desde hace cinco años, señalaron que la ubicación ideal era Texcoco, pero incorporar a Santa Lucía, como parte del proyecto para operar conjuntamente con el Benito Juárez, no era 100% seguro”.

 

Efectivamente, según el comunicado oficial de MITRE del 20 de noviembre de 2018, el organismo advirtió que “la alternativa AICM+Santa Lucía (Ahora AIFA) es preocupante al requerir la creación de un espacio aéreo sumamente complejo, que además, no ha ido más allá de un plan conceptual ni ha sido simulado (como el del NAIM de Texcoco) y que, lejos de satisfacer las necesidades de la CDMX para gran parte del presente siglo, se resaturará en un brevísimo período. MITRE ha estudiado fuera de alcance contractual, en forma comparativa, el NAIM contra AICM+Santa Lucía”.

 

Obra electorera

El abogado agrega a lo anterior que el AIFA solo respondió a una estrategia electoral: “El aeropuerto está bajo una lógica de inmediatez electoral. Era inaugurar obras, aunque no funcionaran. El AIFA no tiene infraestructura de conectividad terrestre. Es una pesadilla llegar a él. Te toma entre 3 a 4 horas desde cualquier parte del Valle de México, dependiendo del horario”.

El representante de Santamarina y Steta señala que el AIFA “No tiene una certificación ni confirmación de carácter internacional de algún organismo reconocido en la materia para que ambos aeropuertos puedan operar a su máxima capacidad de forma simultánea”.

Agregó que meses después de haberse reconfigurado el espacio aéreo, “hemos tenido más eventos de inseguridad a diferencia de los últimos 20 años, y eso, operando el AICM al 70% de su capacidad. Esa reconfiguración no funciona”, dijo categórico.

Sin lugar para pernoctar  

El abogado dijo que otro problema alterno es que “Santa Lucía no tiene la infraestructura para que las aerolíneas pernocten; no hay infraestructura ni suficiente para cargar combustible”.

“Si por decreto que quieren mandar el 25% de las operaciones al AIFA, ¿cómo van a operar? ¿Cómo se van a interconectar a otras ciudades? La carga tiene que interconectarse y no puede bajarse toda en el AIFA. Esta tiene otra logística y también un rigor técnico y comercial. La carga se baja a un avión para subirse a otro que va a Guadalajara, Zacatecas, Monterrey, Morelia o Yucatán. ¡Eso no se puede hacer desde el AIFA. Las cosas no funcionan por decreto, capricho, o por consulta a modo!”.

Un año degradado

Machorro dijo el AICM presenta más saturación a diferencia de hace tres años. “Ahora estamos yendo contra la sensatez técnica, el pensamiento científico y la lógica de mercado. Y no ha ocurrido un accidente. ¿Qué nos queda? Exigir que en materia de seguridad no ocurra algo por estas ocurrencias. Es un problema muy serio”.

Cuestionado sobre la degradación a categoría 2 que ya cumple un año por parte de los inspectores de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, dijo que en el actual gobierno solo se vive un aletargamiento que va a prolongar la sanción:

 

“El aletargamiento de las funciones de las autoridades aeroportuarias de este país está peor que nunca. La aviación se maneja entre países a partir de convenios bilaterales. Con la degradación, no se pueden hacer ni nuevas rutas ni nuevas frecuencias de México a Estados Unidos. ¿Qué quiere decir? Que si seguimos en categoría 2 y después del incidente del sábado 9 de mayo, vamos a seguir varios meses más así, no podrá haber ni un solo vuelo del AIFA a Estados Unidos o de Santa Lucía a Estados Unidos. Con la puesta en marcha del AIFA se están perdiendo décadas en materia de conectividad aérea en México”.

 

¿Cómo operar de manera eficiente?

Al ser cuestionado sobre cómo se debe trabajar ante las decisiones erráticas del gobierno obradorista, enumeró varios factores a considerar:

“Sí se tiene que reconfigurar (el espacio aéreo) con la mente abierta y con datos científicos. Saber que se pudieron haber equivocado. Con sensatez, ver qué vuelos, cuántos y cómo se deben restringir, pero una vez que Santa Lucía cuente con la infraestructura necesaria. No ahorita. No por decreto. Además, hay que reconsiderar el aeropuerto de Toluca, que está semiabandonado”.

 

 

Aunado a lo anterior, se deben reconsiderar las contrataciones, y mejorar el aspecto laboral, además de “contratar a personal con experiencia probada, así como el número de manos (u operadores) necesarios sin escatimar recursos, ante esta burla que es la austeridad republicana con los operadores de tráfico aéreo. Con eso no se juega”.

“Pero recortaron personal, sueldos e hicieron contrataciones de compadrazgo y a modo. Y los pilotos que están aterrizando en el aeropuerto no se entienden cuando están comunicándose con los operadores de tráfico aéreo. Es un tema gravísimo y muy delicado. Situaciones de ‘avión al aire’* ya son varias”.

El diario La Jornada informó el 24 de marzo de 2022 que el presidente Obrador dijo que el AIFA sí estaba certificado, pero no mencionó ninguna institución internacional.

Al respecto, William Raillant-Clark Communications Officer de la Secretaría General de la International Civil Aviation Organization (ICAO, por sus siglas en inglés) contestó a una solicitud de entrevista para Real Estate Market, en la que informó que la ICAO no había certificado al AIFA:

“ICAO does not certify airports. The certification of airports is wholly and exclusively a sovereign state responsibility. I am aware that there is some misinformation circulating on this topic” (La OACI no certifica aeropuertos. La certificación de aeropuertos es total y exclusivamente responsabilidad soberana del Estado. Soy consciente de que circula cierta información errónea sobre este tema).

Para abonar a la incertidumbre, apenas el 10 de mayo, el Presidente López Obrador brindó una advertencia en el Día las Madres, junto a su fraseología descalificativa: “No hay ningún problema de diseño del espacio aéreo; solo son inventos de nuestros adversarios (…) categóricamente, no habrá rediseño”, advirtió.

Las decisiones de Estado para las necesidades de infraestructura en México transitan por personas capaces, con altura de miras, liderazgo, conocimientos técnicos y empatía. Pero al menos en la CDMX, y menos a nivel gobierno federal, están muy lejos de aterrizar, al menos, en tierra firme.

Para consultar el comunicado de advertencia del MITRE: https://www.mitre.org/el-futuro-aeroportuario-de-la-ciudad-de-m%C3%A9xico-y-mitre