En un país donde la mayoría de las viviendas se construyen sin apoyo técnico ni planeación estructural, los efectos del cambio climático representan una amenaza directa al patrimonio de millones de familias. Tormentas más intensas, olas de calor extremas y microsismos frecuentes ponen a prueba una realidad poco atendida: La autoconstrucción informal.
Clima extremo y casas frágiles
Los efectos del clima ya están presentes en los hogares. Tan solo en junio pasado, se registraron lluvias por encima del promedio histórico en más del 51%, lo que provocó inundaciones, filtraciones y daños estructurales en viviendas con techos mal colocados o sin impermeabilización. Datos del INEGI muestran que más del 40% de las viviendas en México presenta humedad, cuarteaduras o filtraciones.
En épocas de calor, el problema no es menor. En mayo de 2024, la Ciudad de México rompió su récord con temperaturas superiores a 34°C. Sin ventilación cruzada ni materiales térmicos, muchas casas autoconstruidas se convierten en auténticas trampas de calor, lo que refleja también la pobreza energética de amplios sectores de la población.
Por otro lado, el subsuelo blando del Valle de México, sumado a la sobreexplotación del agua, ha generado más de 500 sitios de fracturamiento o hundimiento, lo que agrava el riesgo ante sismos. En casas construidas sin castillos ni amarres estructurales, una grieta puede volverse una amenaza seria para la seguridad de quienes habitan ahí.
Construir mejor, sin gastar más
Entre los productos que promueven están mezclas listas con cal mejorada, que ayudan a evitar agrietamientos por lluvia o sismo, y ladrillos térmicos que reducen la acumulación de calor dentro del hogar. Además de vender materiales accesibles, la empresa organiza exhibiciones didácticas de sistemas constructivos para que cada familia pueda tomar decisiones más informadas sobre cómo edificar su casa.
“Cada curso que damos es un muro menos con filtraciones y una vivienda más segura ante sismos”, comenta María Fernanda Montoya, gerente de relaciones institucionales de la marca.
La resiliencia empieza desde el cimiento
El futuro climático será cada vez más incierto. Por ello, fortalecer la autoconstrucción con asesoría técnica, mejores materiales y apoyo institucional no es solo una necesidad social, sino una estrategia de protección civil. Expertos advierten que ignorar la vivienda autoproducida es condenar al fracaso cualquier plan de adaptación ante el cambio climático.