|  

El cambio climático y la falta de asesoría técnica en la autoconstrucción ponen en riesgo millones de viviendas en México. Sin capacitación ni materiales adecuados, el patrimonio familiar se vuelve vulnerable ante lluvias, calor extremo y sismos.

4 No me gusta0

En un país donde la mayoría de las viviendas se construyen sin apoyo técnico ni planeación estructural, los efectos del cambio climático representan una amenaza directa al patrimonio de millones de familias. Tormentas más intensas, olas de calor extremas y microsismos frecuentes ponen a prueba una realidad poco atendida: La autoconstrucción informal.

 

Según datos de la SEDATU, el 62.8% del parque habitacional en México ha sido autoproducido, es decir, construido por los propios habitantes, muchas veces con recursos limitados y sin acompañamiento profesional. Esta práctica —impulsada por remesas, tandas o trabajo comunitario— es la principal vía de acceso a vivienda en zonas periféricas, pero también la más vulnerable ante los fenómenos naturales cada vez más severos.

 

Clima extremo y casas frágiles

Los efectos del clima ya están presentes en los hogares. Tan solo en junio pasado, se registraron lluvias por encima del promedio histórico en más del 51%, lo que provocó inundaciones, filtraciones y daños estructurales en viviendas con techos mal colocados o sin impermeabilización. Datos del INEGI muestran que más del 40% de las viviendas en México presenta humedad, cuarteaduras o filtraciones.

En épocas de calor, el problema no es menor. En mayo de 2024, la Ciudad de México rompió su récord con temperaturas superiores a 34°C. Sin ventilación cruzada ni materiales térmicos, muchas casas autoconstruidas se convierten en auténticas trampas de calor, lo que refleja también la pobreza energética de amplios sectores de la población.

Por otro lado, el subsuelo blando del Valle de México, sumado a la sobreexplotación del agua, ha generado más de 500 sitios de fracturamiento o hundimiento, lo que agrava el riesgo ante sismos. En casas construidas sin castillos ni amarres estructurales, una grieta puede volverse una amenaza seria para la seguridad de quienes habitan ahí.

 

 

Construir mejor, sin gastar más

 

Una de las claves para cambiar esta realidad está en la capacitación técnica comunitaria. Así lo ha entendido Materiales San Cayetano Express, una empresa mexicana que opera puntos de venta en zonas populares de la capital y su área metropolitana. Desde 2023, ha ofrecido más de 250 cursos gratuitos para autoconstructores, mujeres y trabajadores de la obra, en alianza con marcas de materiales resistentes al clima extremo.

 

Entre los productos que promueven están mezclas listas con cal mejorada, que ayudan a evitar agrietamientos por lluvia o sismo, y ladrillos térmicos que reducen la acumulación de calor dentro del hogar. Además de vender materiales accesibles, la empresa organiza exhibiciones didácticas de sistemas constructivos para que cada familia pueda tomar decisiones más informadas sobre cómo edificar su casa.

“Cada curso que damos es un muro menos con filtraciones y una vivienda más segura ante sismos”, comenta María Fernanda Montoya, gerente de relaciones institucionales de la marca.

La resiliencia empieza desde el cimiento

El futuro climático será cada vez más incierto. Por ello, fortalecer la autoconstrucción con asesoría técnica, mejores materiales y apoyo institucional no es solo una necesidad social, sino una estrategia de protección civil. Expertos advierten que ignorar la vivienda autoproducida es condenar al fracaso cualquier plan de adaptación ante el cambio climático.

 

Mientras los grandes proyectos urbanos acaparan la atención, el verdadero reto está en lo cotidiano: En que cada familia tenga acceso a conocimientos básicos de construcción segura, en que cada ladrillo sume resiliencia, y en que cada techo, por modesto que sea, pueda resistir la próxima temporada de lluvias o sismos.