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El sector de la construcción en México continuará en terreno negativo durante 2025, con una contracción estimada de 1.5% en su Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con un análisis de Banamex. La tendencia descendente inició a finales de 2023, luego de un periodo de fuerte crecimiento post pandemia impulsado por un notable aumento en la inversión pública.

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El reporte detalla que, a nivel estatal, el comportamiento es heterogéneo, aunque predominan cifras negativas, particularmente en las entidades del sur del país, donde el impacto de la menor inversión gubernamental ha sido más severo.

 

Señala el análisis de Banamex que la estructura de la producción de las empresas constructoras comienza a reconfigurarse tanto en el tipo de obra como en su distribución geográfica. La obra pública, que fue el motor del sector en años recientes, ha perdido fuerza y no ha sido compensada por el escaso dinamismo de la construcción privada.

 

Por lo que, esta combinación de factores mantiene bajo presión a la industria, que enfrenta una menor generación de proyectos, incertidumbre en la asignación de recursos públicos y un panorama retador para el financiamiento de obra privada.

 

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el primer semestre de 2025 la industria de la construcción experimentó una contracción de 1.1% respecto al mismo periodo de 2024.

 

 

Este desempeño se explica por la recuperación de la edificación que en el primer semestre creció a una tasa anual de 4.9%, lo que refleja un impulso principalmente en proyectos comerciales y residenciales del sector privado. Sin embargo, no es suficiente para compensar la contracción de la construcción en las obras de ingeniería civil -24.6% anual determinado por la contracción de la inversión pública; las obras especializadas avanzaron medio punto porcentual en dicho periodo.

 

Analistas de BX+ señalaron que la “fragilidad en la inversión impacta a la construcción. El ambiente de incertidumbre económica ocasionada por factores internos y externos, combinado con tasas de interés reales todavía altas, limitarán a la inversión privada. El recorte al gasto público, dada la consolidación fiscal, implica una continua atonía en la obra civil”.

 

Opinaron en Banorte que: “Anticipamos que los vientos a favor serán mayores que los desafíos prevalecientes. Un elemento esencial para este escenario es la aceleración del Plan México y otras metas puntuales del proyecto sexenal actual (e.g. vivienda). Más importante aún, creemos que un mayor dinamismo podría derivarse de: (1) Los proyectos de infraestructura gubernamental que ya se tienen presupuestados; (2) la apertura a la inversión mixta para obras de construcción; y (3) el regreso de algunas funciones a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes –pudiendo ampliar el impacto del segundo punto. Al respecto cabe señalar que el sector privado, como ya hemos mencionado anteriormente, tiene expectativas positivas”.

El sector de la construcción en México enfrenta un 2025 marcado por la contracción, afectado por la debilidad de la inversión pública y el limitado impulso privado. Aunque existen señales de recuperación en la edificación, especialmente en proyectos residenciales y comerciales, no son suficientes para revertir la caída provocada por la obra civil. Los analistas coinciden en que, si bien el panorama es retador, el despliegue de proyectos de infraestructura ya presupuestados y una mayor colaboración público-privada podrían generar un repunte hacia el mediano plazo.