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La industria de la moda se encuentra en uno de los momentos más esperados del año, la Fashion Week, en la que se presentarán las temporadas otoño-invierno de las marcas en Nueva York, París y Milán.

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La Semana de la Moda ha servido como un punto de inspiración para que marcas de ropa desarrollen prendas basadas en estas colecciones; asimismo, han surgido nuevas para atender la demanda exponencial de los consumidores por adquirirlas.

 

El interés en las Fashion Weeks ha crecido significativamente, de la mano de las redes sociales, e impulsando las ventas en línea.

 

Para los retailers enfocados en este sector, el canal digital se ha vuelto sumamente relevante, pues se estima que el mercado global de comercio electrónico de moda pasará de 744.4 mil millones de dólares en 2022 a 821.19 mil mdd en 2023, según datos del Fashion E-Commerce Global Market Report de este año.

Según el reporte 'FashionWeek, la antesala que impulsa el e-commerce' de J&T Express, más del 50% del volumen que transportan las empresas encargadas de ofrecer servicios logísticos, corresponde a la industria de la moda.

El mismo documento señala que la alta demanda por estos productos conlleva varios retos importantes para las cadenas de suministro que deben contemplar:

-Aceleración en la tasa de rotación de las prendas. Esta tendencia ha catapultado el consumo “a niveles sin precedentes”, imponiendo a las cadenas de suministro la necesidad de agilizar sus procesos para satisfacer la demanda.

-Incremento en tasas de devoluciones. El alza en consumo ha resultado en un incremento de artículos devueltos, por lo que es fundamental revisar tanto la gestión como la redistribución de éstos.

-Compra de una misma prenda en múltiples tallas. Se ha planteado un reto adicional en la gestión de inventario y en la optimización de la experiencia al cliente, quien adquiere varias tallas, selecciona la opción más adecuada y realiza la devolución del resto.