Convertirse en propietario de una vivienda en Estados Unidos es, hoy por hoy, más difícil que nunca. Así lo revela el más reciente informe de ATTOM, firma especializada en datos inmobiliarios, que muestra que el 99% de los condados analizados presentan niveles de asequibilidad por debajo de los promedios históricos.
Precios que no dan tregua, sueldos que no alcanzan
En solo tres meses, el precio medio de una vivienda en EE.UU. pasó de 350,275 a 369,000 dólares, mientras que las tasas hipotecarias se mantuvieron elevadas, con un promedio del 6.82% a 30 años. En contraste, los salarios apenas crecieron, generando un fuerte desbalance entre ingresos y costos de vivienda.
Desde el inicio de 2020, el valor promedio de una casa ha subido un 55.7%, pero los ingresos solo han aumentado un 26.6%, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. La brecha es clara: Los precios suben más rápido que los sueldos.
¿Dónde es más caro y más barato vivir?
Revela el informe que entre los lugares más inasequibles destacan varios condados de California. En Marin, Santa Cruz y San Luis Obispo, los gastos de vivienda pueden consumir entre el 99% y el 120% del salario promedio. También están en esa lista el condado de Kings (Brooklyn), NY, y Maui, Hawaii.
¿Cuánto hay que ganar para comprar una casa?
Para mantener los gastos de vivienda dentro del rango “aceptable”, una familia promedio necesitaría ingresos anuales de al menos 91,000 dólares. Pero en lugares como el condado de San Mateo, California, se requiere ganar más de 408,000 dólares al año para adquirir una vivienda sin comprometer la estabilidad financiera.
Tendencia generalizada
De los 579 condados analizados, 451 superan el umbral del 28% del ingreso destinado a vivienda, y en más de 200 condados, el gasto supera incluso el 43%, lo que los clasifica como “seriamente inasequibles”. El costo mensual promedio de ser propietario fue de 2,125 dólares en el segundo trimestre, un 5% más que al inicio del año.
El panorama para quienes buscan comprar una vivienda en Estados Unidos sigue siendo complicado. La combinación de precios altos, salarios estancados y tasas hipotecarias elevadas ha convertido al sueño de ser propietario en un reto que, para muchos, parece cada vez más lejano.