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En México, tener casa propia se ha vuelto un lujo. El país vive un cambio silencioso: deja de ser una nación de propietarios para convertirse en una de inquilinos, transformando la cultura del ahorro, la movilidad y el sentido de estabilidad familiar.

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El acceso a la vivienda en México se ha vuelto cada vez más limitado. El estudio “Retrato del México Actual 2025”, revela que 40.2% de los mexicanos no tiene casa propia y que 49.3% considera que los precios son demasiado altos para adquirir una. En otras palabras, la vivienda se ha convertido en un lujo, especialmente para las generaciones jóvenes.

 

Según los resultados del estudio, elaborado ACSI Research, solo 40.6% de la población cuenta con una vivienda totalmente pagada, mientras que 24% vive en renta y 19.2% aún está pagando su crédito hipotecario.

 

Muestra este patrón un cambio estructural en el país: mientras los mayores de 45 años concentran la propiedad, entre los jóvenes la renta ya es la norma y no la excepción, marcando un giro en la cultura del patrimonio y el ahorro familiar.

El informe advierte que México podría estar viviendo un “cambio silencioso”, en el que deja de ser un país de propietarios para convertirse en una nación de inquilinos. Esta transformación redefine la movilidad residencial, las estrategias de crédito y hasta la concepción de estabilidad económica y familiar.

 

Actualmente, 85.2% de la población vive en casas sobre calle o en condominios, pero en grandes urbes como la Ciudad de México uno de cada tres habitantes reside en departamentos, lo que confirma la tendencia hacia la verticalización del mercado inmobiliario y la concentración de la oferta en zonas urbanas.

 

No obstante, el deseo de contar con vivienda propia sigue siendo fuerte —ocho de cada diez arrendatarios o personas que viven en casas prestadas aspiran a comprar una vivienda—, aunque las posibilidades reales se reducen ante la falta de acceso a crédito y los altos precios del mercado. El Infonavit sigue siendo la principal vía de financiamiento (34.8%), seguido por los créditos bancarios (27.3%) y los esquemas combinados (19.2%).

Y a nivel económico, el estudio muestra un panorama de tensión: cuatro de cada diez mexicanos aseguran que su ingreso no alcanza para cubrir las necesidades básicas, mientras que tres de cada diez viven “al día”. Además, más de la mitad de la población ha dejado de ahorrar o ahorra menos que antes, lo que agrava la brecha patrimonial entre quienes logran acceder a una vivienda y quienes deben resignarse a rentar indefinidamente.

 

Aun así, el ánimo nacional conserva un matiz de esperanza: la mayoría confía en que la economía familiar mejorará en los próximos seis años, reflejo de un optimismo que resiste, incluso en medio de la pérdida del sueño de la casa propia.