AMPI advierte crisis de acceso y elegibilidad de vivienda en México
El sector de la vivienda en México atraviesa por una crisis que tiene un origen multifactorial y requiere una agenda integral que atienda tanto el rezago habitacional como las barreras estructurales de acceso al crédito, con el fin de devolver a más familias la posibilidad real de adquirir una vivienda digna.
El presidente nacional de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), Karim Antonio Oviedo Ramírez, presentó un diagnóstico actualizado sobre la situación del acceso a la vivienda en México, alertando que el país enfrenta una crisis de elegibilidad más que un problema derivado de una burbuja de precios.
Durante su exposición, explicó que el valor de los inmuebles ha mantenido un ritmo de apreciación constante —entre 8% y 9% anual— impulsado por el comportamiento natural del mercado. Sin embargo, los ingresos y salarios no han crecido al mismo ritmo, generando una brecha que se ha profundizado en los últimos 15 años. Como resultado, el Índice de Precios de la Vivienda prácticamente se ha triplicado en los últimos tres lustros, mientras que el déficit habitacional permanece entre los 8.3 y 8.5 millones de unidades.
Oviedo subrayó que la estructura laboral del país es uno de los factores que más limita el acceso a un crédito hipotecario. Más de la mitad de los trabajadores están en la informalidad y cerca del 70% percibe hasta dos salarios mínimos.
Bajo estas condiciones, aun destinando 30% del ingreso al pago de una hipoteca, la capacidad de crédito apenas alcanza para viviendas de entre 200 mil y 300 mil pesos, muy lejos del precio promedio nacional, que este año se ubica en un millón 862 mil pesos.
Esta desigualdad entre ingresos y precios ha provocado una caída drástica en la producción de vivienda económica, que se ha desplomado 74%, reduciendo aún más la oferta disponible para los segmentos de menores recursos.
Resaltó el presidente de AMPI que la informalidad laboral es un obstáculo central. Con 64% de los trabajadores fuera del sistema formal, no existe una garantía de ingresos regulares que permita a las instituciones financieras otorgar créditos hipotecarios.
Por lo tanto, concluyó señalando que esta falta de constancia dificulta que millones de familias puedan acceder a financiamiento, aun cuando exista demanda y necesidad de vivienda.