Así, mientras el Gobierno Federal mantiene una postura optimista sobre el rumbo económico del país, distintos organismos internacionales, analistas del sector financiero y encuestas privadas advierten un panorama más complejo, con el elevado riesgo de vivir ya en medio de una recesión técnica y el riesgo de una expectativa de crecimiento negativo para todo el año.
El pronóstico más inquietante llegó del Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su informe de Perspectivas de la Economía Mundial publicado en abril, ajustó a la baja su previsión para México y anticipó una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de -0.3% para este año. Esta cifra contrasta marcadamente con la expectativa oficial, ya que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) mantiene su proyección de crecimiento en un rango de entre 1.5 y 2.3 por ciento.
Señales de desaceleración
El diagnóstico de organismos internacionales y algunas instituciones financieras ha encontrado eco en su perspectiva pesimista. Por ejemplo, los analistas de Citi afirmaron que es muy probable que México ya atraviese por una recesión técnica, producto de dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo: una caída de -0.6% en el periodo octubre-diciembre de 2024 y una estimación preliminar de -0.4% para el primer trimestre de 2025, ambas con cifras ajustadas por estacionalidad.
El pronóstico trimestral de la institución es que el PIB de México se contraiga -0.4% en el primer trimestre; esperan un crecimiento débil en el segundo trimestre de 0.2%; posteriormente, en la segunda mitad del año prevén un crecimiento de 0.4% para el tercero y cuarto trimestre, respectivamente. Todo les da un crecimiento total de 0.2% en el año 2025.
Por su parte, en la encuesta quincenal más reciente que elabora también Citi, entre analistas del sector financiero, 9 de las 36 instituciones participantes consideran que habrá contracción económica en todo 2025. UBS es la más pesimista, anticipando una caída de -0.7%, mientras que Itau BBA, Scotiabank y XP Investments prevén retrocesos anuales de alrededor de -0.5%. El consenso de dicha encuesta apunta a un modesto crecimiento de 0.2% en 2025 y 1.5% en 2026.
Por el contrario, Epicurus Investments prevé un crecimiento de 0.8%, mientras que otras instituciones como Barclays y Bradesco esperan un repunte de 0.7% para todo el año en curso.
En la misma línea, la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado de Banco de México (Banxico), correspondiente a marzo y publicada al inicio de abril, muestra una baja sostenida en la expectativa de crecimiento, que ahora se ubica en 0.5% promedio para este año y 1.6% para el siguiente.
Ambas encuestas se han caracterizado por la constante corrección a la baja del pronóstico de crecimiento para el año en curso.
Entre los factores más citados que explican la debilidad económica están la desaceleración de la inversión privada, la contención del gasto público en inversión por la consolidación fiscal, el enfriamiento del consumo interno y el impacto de un entorno externo más adverso, particularmente por la aplicación de aranceles unilaterales por parte de la administración de Donald Trump, que está derivando en una guerra comercial entre Estados Unidos y China, y que a su vez generan un riesgo de que la Unión Americana se desacelere y entre también en recesión; no debemos olvidar la volatilidad en los mercados financieros globales que también pueden tener efectos sobre la economía real.
Visión más optimista
La presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado su desacuerdo a la visión pesimista de los analistas, al considerar que la economía se ve robusta, y que para contrarrestar los factores de riesgo, como el tema de aranceles, se creó el Plan México para fortalecer el mercado interno.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, afirmó que hay un portafolio de inversión comprometido por 298 mil mdd, que representa más o menos el 16% del PIB de nuestro país, a través de mil 937 proyectos registrados que abarcan las 32 entidades de la República.
Agregó que están concentrados en 446 proyectos adicionales que tienen diferentes tipos de retos, que tienen que ver con agua, medio ambiente, energía, economía, la propia Secretaría, infraestructura, entre otros. Su objetivo es resolver los inconvenientes de éstos, para que se sumen al mismo ritmo que los cerca de 2 mil ya en curso.
Hay una lista importante de empresas extranjeras que han hecho pública la inversión que aplicarán en México para su expansión, entre ellas podemos citar a: Sempra, Mercado Libre, The Home Depot, DHL, Netflix, Santander, Nestlé, Amazon, Helax, Grupo Modelo, Unilever, Volvo, Walmart, Mabe, entre muchas más.
¿Hay espacio para la recuperación?
El reto para las autoridades será detonar la inversión pública y privada, fortalecer la institucionalidad económica y acelerar los procesos de ejecución de proyectos estratégicos que puedan funcionar como palancas de desarrollo.
Recuperar la confianza, tanto de los empresarios como del consumidor, será fundamental porque estos indicadores reflejan cómo el entorno de incertidumbre también afecta las decisiones de inversión y gasto de empresas y hogares.
A pesar de este panorama desafiante, diversos sectores mantienen potencial de crecimiento. La industria manufacturera, impulsada por el revivido nearshoring, puede ser un motor relevante, aunque los beneficios esperados han tardado más en materializarse de lo previsto.
También se vislumbran oportunidades en la transición energética, en la política de vivienda para construir 1.1 millones de unidades, en el plan de infraestructura con nuevas obras insignia, entre ellas las de ferrocarril, en nuevos polos de desarrollo, la digitalización y el turismo, entre otras, así como la integración regional en América del Norte, si se logra generar un entorno de certidumbre y reglas claras para los negocios.
Sin embargo, los analistas prevén que esa recuperación se podría empezar a ver hasta la parte final del año en curso o 2026. Estos sectores podrían detonar un nuevo ciclo de crecimiento, si el entorno político y jurídico logra acompañar el momento con reglas claras y confianza para invertir.
Riesgos a la baja
La debilidad económica no es el único factor que genera preocupación. Analistas han comenzado a subrayar los riesgos fiscales que podrían materializarse en los próximos meses si no se implementan medidas para contener el gasto o incrementar la recaudación. La combinación de bajo crecimiento con mayores presiones sobre las finanzas públicas —como mayores transferencias sociales, gasto en infraestructura y subsidios energéticos— podría aumentar el déficit fiscal y elevar las necesidades de financiamiento del gobierno.
Además, persiste el riesgo de que la inflación muestre resistencias a la baja, lo que podría limitar el margen de acción del Banco de México para reducir tasas de interés y estimular la actividad económica. El entorno externo también juega en contra, con un escenario de menor crecimiento global, tensiones geopolíticas y condiciones financieras internacionales más restrictivas.
El año 2025 sigue siendo desafiante, por ello, entre los organismos internacionales y analistas del sector privado predomina el pesimismo sobre el desempeño económico de México para 2025.
En este contexto, será clave que el nuevo gobierno logre construir confianza, generar certidumbre jurídica y acelerar la ejecución de proyectos para que las oportunidades que ofrece este ‘nuevo momento mexicano’ no se diluyan entre el ruido político y las tensiones globales.
Texto:Ricardo Vázquez
Foto: REM