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Conectividad, estabilidad jurídica e infraestructura posicionan a Yucatán como un destino clave para el capital internacional, impulsando sectores como el inmobiliario e industrial.

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El estado de Yucatán ha ganado relevancia en el panorama económico nacional como uno de los destinos más atractivos para la inversión extranjera. Esta tendencia se explica por una combinación de factores que incluyen estabilidad política, seguridad jurídica y mejoras sustanciales en conectividad e infraestructura logística.

Un componente clave ha sido el marco legal robusto de la región, para generar confianza entre inversionistas foráneos, quienes cada vez más dirigen su atención al sureste mexicano como una zona con condiciones favorables para proyectos de largo plazo.

 

Según analistas del sector, Yucatán ofrece un entorno que combina crecimiento ordenado con certidumbre institucional, algo poco común en otras regiones del país.

 

En paralelo, la infraestructura logística ha experimentado una transformación significativa. Mérida, capital del estado, cuenta con acceso al Puerto de Progreso, el Aeropuerto Internacional y próximamente a la terminal de carga del Tren Maya, lo que mejora la conexión con mercados clave como Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe.

 

 

Diversos desarrollos en marcha reflejan esta tendencia. En este contexto, Edoardo Triay, director general de Grupo Libera, expresó: “El sureste representa hoy una de las pocas regiones del país donde se combinan estabilidad territorial, crecimiento ordenado y oportunidades reales de inversión”.

 

Con lo que respecta al ámbito industrial, proyectos como el parque Storas aprovechan esta ubicación geográfica y los avances en conectividad para atraer empresas que buscan eficiencia operativa en un entorno seguro. Además, el auge del sector inmobiliario, especialmente en zonas como Mérida y Tulum, muestra una demanda creciente por parte de inversionistas interesados en el arrendamiento vacacional y la inversión patrimonial.

 

Yucatán ha logrado consolidarse como un actor relevante en la economía mexicana. Con una visión de futuro anclada en la planificación estratégica y el desarrollo responsable, la región se perfila como un punto de encuentro entre el capital global y las oportunidades locales.