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En 2014, el despacho GSM presentó otra propuesta para un aeropuerto en la CDMX; destacan los relieves y profundidades del diseño.

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Cualquier economista respetado sabe que la inversión en infraestructura, bien planificada y ordenada, ayuda a mejorar la calidad de vida de los habitantes de una nación, además de detonar oportunidades de libre mercado y competitividad.

Pero el poder político no sabe de ello.

Cecilia Martínez Gómez, consultora en Comunicación del Banco Mundial (BM), a través de un análisis en El País, detalla su importancia para una nación:

“¿Cómo un puente, una carretera o una central hidroeléctrica facilitan la inversión en capital humano? Hay muchas respuestas, pero la principal es que estas infraestructuras ayudan a aumentar las tasas de crecimiento en un país y ofrecen nuevas oportunidades económicas, facilitando el empleo y consolidación de los mercados laborales”, argumenta.

La cancelación de lo que era el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) tuvo un costo 232% mayor a lo previsto por el Gobierno Federal, al ascender a más de 331,000 millones de pesos, como lo reveló la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su momento, aunque por presiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la dependencia bajó el monto. Es conocido el hecho que también canceló el NAICM.

Otra visión

Aunque finalmente el proyecto arquitectónico elegido fue el que lideraron en su momento Fernando Romero y Norman Foster, no cabe duda que otra propuesta relevante fue la que presentó en su momento fue la del Grupo Sordo Madaleno (GSM) en 2014.   

Según se detalla en su página, GSM fue invitado por el Gobierno Federal para competir en el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) con el objetivo de presentar un nuevo rostro del México moderno al mundo.

En la propuesta de ese año afirmaba que “La ciudad de México es uno de los centros económicos y turísticos más importantes de América y esto ha detonado la necesidad de un nuevo Aeropuerto con el objetivo de brindar una mejor puerta de acceso a la Ciudad de México -y a la nación- presentando una nueva cara del México moderno”.

“El desarrollo del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) es una declaración de la confianza de México en un porvenir brillante (…) y refleja un futuro sustentable, con una solución arquitectónica innovadora, sensible a las necesidades de la sociedad actual, de eficacia económica y con una clara identidad mexicana”.

El proyecto contaba con el expertise de Pascall+Watson en la ejecución de terminales de pasajeros “para plantear este proyecto como el reto de crear un nuevo concepto de arquitectura aeronáutica”.

El proyecto, que presentaba viabilidad económica, retomaba estrategias comerciales activas (ubicado a lo largo de la espina central del edificio) que acompañaba al pasajero en un paseo comercial de generosos espacios bañados con luz natural, vegetación constante, altura y vistas.

“Las consecuencias urbanas que traerá este proyecto a la Ciudad de México -y a las colonias circundantes- serán de gran impacto pues este nuevo ícono despertará orgullo y cambio radical en calidad de vida al modificar la fisonomía de la ciudad”.

El diseño del aeropuerto buscaba potenciar al máximo los flujos con la infraestructura mínima, con flexibilidad y versatilidad de espacios para futuras configuraciones (…) con una drástica reducción de los cambios de nivel en los recorridos de pasajeros y del personal técnico.

Por lo pronto, la idea de modernidad de la Cuarta Transformación, pasa por otros rumbos muy lejos de la modernidad y la conectividad. El tiempo dará la razón.