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La construcción enfrenta una revolución digital ineludible. Tecnología, talento humano y gestión de datos son las claves para un futuro resiliente e innovador.

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En un mundo que exige soluciones urgentes para desafíos globales como el cambio climático, la urbanización acelerada y la transición energética, la infraestructura se convierte en protagonista. Más que un conjunto de estructuras físicas, hoy representa el cimiento de la sostenibilidad y el desarrollo económico global. Pero, ¿está el sector de la construcción listo para el futuro?

 

La transformación digital se ha posicionado como el camino inevitable para modernizar un sector históricamente rezagado en términos de eficiencia y adaptación tecnológica. Según estimaciones, la inversión global en transformación digital alcanzará los 4 mil millones de dólares hacia 2027. No obstante, siete de cada diez organizaciones aún luchan por traducir esas inversiones en valor tangible.

 

El profesor Ibrahim Odeh, director fundador del programa Líderes Globales en Gestión de la Construcción de la Universidad de Columbia, lo plantea de forma contundente: “El sector está al borde de una revolución digital que no puede esperar más”. En su estudio más reciente, su equipo identifica diez estrategias para guiar esta transición. Aquí exploramos tres ejes clave que podrían marcar un punto de inflexión para la industria. 

  1. Colaboración estratégica: La fuerza de las alianzas

En la era de la interconectividad, ningún actor puede avanzar solo. La innovación profunda en construcción ocurre cuando confluyen empresas tecnológicas, desarrolladores, contratistas y entes públicos en modelos de asociación colaborativa.

Un caso ejemplar es la ampliación de la Línea Roja del Metro de Dubái, gestionada bajo un esquema público-privado entre la Autoridad de Carreteras y Transporte de Dubái y un consorcio global. Gracias al uso de herramientas como BIM y sistemas integrados de entrega, el proyecto se concluyó antes de lo previsto y elevó los estándares de sostenibilidad. Esta sinergia tecnológica y operativa será vital para futuros megaproyectos en América Latina, donde las asociaciones estratégicas aún tienen terreno por consolidar. 

  1. Talento humano: La clave detrás de la tecnología

 

A pesar del auge de la inteligencia artificial y la automatización, la industria sigue siendo intensiva en capital humano. La digitalización no reemplaza al trabajador: Lo transforma. El desarrollo de talento –mediante capacitación, mentorías y diversidad– es esencial para integrar tecnologías emergentes con éxito.

 

Singapur ha apostado fuerte con su Plan Digital para el Entorno Construido 2024 y un fondo público para la mejora de capacidades laborales en 2025. En Estados Unidos, Pensilvania destina 400 millones de dólares en programas de reconversión de habilidades para contratistas. Estos esfuerzos reflejan una visión: Sin una fuerza laboral dinámica, no hay transformación digital sostenible. 

  1. Gobernanza de datos: Convertir la información en inteligencia

Los grandes proyectos generan millones de documentos, correos y órdenes de trabajo. Esta avalancha de datos, si no se gestiona con integridad, puede ser más un obstáculo que una ventaja. La ciberseguridad, la estandarización de procesos y el cumplimiento normativo son elementos ya inseparables del ciclo de vida de cualquier obra.

 

 

El Reino Unido ha dado un paso firme con su Manual de Ciberseguridad para Lugares Conectados Seguros, una guía para proteger infraestructuras críticas frente a amenazas digitales. Este tipo de marcos debe replicarse a nivel regional para asegurar que la transformación digital no solo sea innovadora, sino también resiliente.

Un cambio que ya empezó

La revolución digital del sector construcción no es una tendencia: Es una necesidad. Y aunque el camino está plagado de retos –desde la resistencia cultural hasta las brechas tecnológicas–, también está lleno de oportunidades. Las claves están en la colaboración, el capital humano y una gestión inteligente de los datos.

 

El futuro de la construcción no se construye solo con concreto y acero, sino con conocimiento, visión y decisiones acertadas. La transformación está en marcha. La pregunta ya no es si sucederá, sino quién liderará el cambio.