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Los puertos del mundo enfrentan un cambio histórico: Pasar de ser zonas industriales contaminantes a convertirse en motores de energía limpia, innovación y bienestar comunitario.

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Las ciudades portuarias del mundo están ante una oportunidad histórica: Transformar sus puertos en centros de energía limpia que no solo reduzcan la huella ambiental, sino que también impulsen la economía local y la calidad de vida de sus habitantes.

 

Así lo destaca el informe conjunto de Arup y C40 Cities, titulado Ports as Clean Energy Hubs, que plantea un camino claro hacia la adopción de energía eólica marina, combustibles sostenibles y electrificación en las operaciones portuarias.

 

El estudio subraya que esta transición podría desbloquear miles de millones de dólares en inversiones, generar empleos de alta calidad y mejorar la calidad del aire para millones de personas que viven en comunidades portuarias, tradicionalmente afectadas por la contaminación derivada del transporte y la actividad industrial. Proyectos pioneros como la electrificación de camiones y equipos de carga en los puertos de Los Ángeles y Long Beach, o la expansión del combustible sostenible en Singapur, ofrecen un modelo tangible para otras ciudades que buscan equilibrar desarrollo económico y sostenibilidad ambiental.

Beneficios estratégicos de la transformación portuaria

Convertir los puertos en hubs de energía limpia no es solo una política ambiental; es una estrategia de prosperidad urbana. Según el informe, los beneficios son múltiples:

▪ Nuevos empleos e industrias: Los puertos pueden convertirse en centros de fabricación y ensamblaje de turbinas eólicas marinas y otros componentes de energía renovable, creando empleos verdes altamente calificados y fomentando la innovación tecnológica.

▪ Salud pública mejorada: Sustituir combustibles fósiles por electricidad y combustibles sostenibles reduce la contaminación atmosférica, beneficiando especialmente a las comunidades cercanas, que históricamente han soportado altos niveles de emisiones.

▪ Resiliencia económica: Al generar y almacenar su propia energía renovable, los puertos reducen su exposición a la volatilidad de los precios de los combustibles y a las interrupciones en la cadena de suministro, asegurando un suministro eléctrico más confiable.

 

 

Tres oportunidades clave

El informe identifica tres áreas prioritarias para impulsar la economía local y la transición energética:

▪ Centros de combustibles sostenibles: Los puertos pueden producir y exportar combustibles más limpios, incluidos amoníaco y metanol ecológicos, reduciendo emisiones globales y generando inversión local.

▪ Centros de electrificación: Suministrar electricidad limpia a buques, camiones y equipos portuarios permite reducir emisiones de carbono y contaminación, mientras que la generación y almacenamiento in situ crean sistemas energéticos resilientes y descentralizados.

▪ Centros de energía eólica marina: La fabricación y despliegue de turbinas eólicas marinas en puertos no solo fortalece las exportaciones, sino que también genera miles de empleos verdes en la comunidad.

Ejemplos en acción

 

El impacto ya es palpable: La instalación de hidrógeno verde y amoníaco a escala industrial en Camaçari, Brasil, podría atraer 1,500 millones de dólares en inversión privada. En Nueva York, la Terminal Marítima Sur de Brooklyn generará 810 MW de energía renovable, suficiente para abastecer a 500,000 hogares, mientras que la fabricación de turbinas eólicas en Duqm, Omán, creará más de 1,000 empleos.

 

Para Gene Seroka, director ejecutivo del Puerto de Los Ángeles, el compromiso es impulsar operaciones sostenibles para mejorar la salud pública y apoyar a las comunidades, “demostrando que los puertos pueden ser motores de empleo e innovación”. Por su parte, Andrew Kimball, de NYCEDC, añadió: “La economía verde no solo genera empleos hoy, sino que construye resiliencia climática y prosperidad para futuras generaciones”.

Hacia un futuro portuario sostenible

La transformación de los puertos en centros de energía limpia representa un cambio de paradigma: De zonas industriales tradicionales a epicentros de innovación, empleo verde y bienestar comunitario. La visión de Arup y C40 Cities muestra que sostenibilidad y desarrollo económico no son objetivos opuestos, sino complementarios.

 

Cada inversión en electrificación, combustibles sostenibles y energía eólica marina no solo reduce emisiones, sino que también construye ciudades portuarias más prósperas, saludables y resilientes.

 

Los puertos del futuro podrían ser, así, mucho más que puertas de entrada al comercio global: Podrían convertirse en centros neurálgicos de energía limpia y prosperidad urbana, donde la innovación ambiental y el bienestar de las comunidades convergen para redefinir la costa urbana del siglo XXI.