Originario de Guadalajara, el arquitecto fue pieza clave en la transformación urbana de la ciudad hacia la modernidad. Su obra abarca desde la icónica Plaza de Toros Monumental de Jalisco —hoy conocida como La Nuevo Progreso— hasta la residencia oficial de los gobernadores de Jalisco, la Casa Jalisco, pasando por el Palacio de la Cultura y los Congresos (PALCCO) y el Santuario de los Mártires.
Las autoridades de Jalisco, encabezadas por el gobernador Pablo Lemus, reconocieron el valor de su trabajo y lo calificaron como uno de los grandes de la arquitectura tapatía: “Hoy parte un grande de Jalisco… su trabajo siempre será recordado con cariño”.
El legado de Gómez Vázquez Aldana se sostiene en tres vertientes: la arquitectura monumental, el urbanismo moderno y la internacionalización de la práctica arquitectónica mexicana. Su Plaza de Toros, inaugurada en 1967, fue descrita como la obra en la que “más ha trabajado” y que contribuyó a posicionar a Guadalajara como una metrópoli.
En este momento de luto, su legado invita a reflexionar no solo sobre los edificios que diseñó, sino sobre la ciudad que ayudó a construir.