El comercio minorista atraviesa uno de los momentos de cambio más profundos de su historia reciente. Nuevas tecnologías, consumidores más exigentes y un entorno económico retador están obligando a los retailers a replantear no solo qué venden, sino cómo se relacionan con sus clientes. De cara a 2026, adaptarse ya no es una opción: es una condición para seguir siendo relevantes.
- De vender productos a crear momentos
El consumo está cambiando de prioridades. Cada vez más personas prefieren gastar en experiencias —viajes, restaurantes, entretenimiento— incluso si eso implica recortar compras cotidianas. Desde 2019, el gasto en experiencias ha crecido más rápido que el retail tradicional.
En este contexto, el comercio minorista enfrenta un reto claro: dejar de competir solo por precio o surtido y comenzar a ofrecer “pequeñas indulgencias”. Cerca de siete de cada diez consumidores buscan darse gustos accesibles como una forma de aliviar la presión financiera. Para los retailers, esto implica diseñar propuestas que conecten emocionalmente, ya sea a través de servicios, ambientación, personalización o experiencias diferenciadas en tienda y en línea.
- Las marcas propias cambian la lealtad del consumidor
La lealtad a las grandes marcas ya no es incuestionable. El aumento de precios y una mejor percepción de calidad han llevado a muchos consumidores a optar por marcas propias o de bajo costo. Este cambio es especialmente visible en categorías como abarrotes y alimentos, donde las marcas privadas han ganado terreno rápidamente.
- El auge del retail “sin búsqueda”
La forma de comprar también está cambiando. Las búsquedas tradicionales están perdiendo protagonismo frente a motores de inteligencia artificial generativa y asistentes digitales. Una parte creciente de los consumidores ya utiliza herramientas de IA para planear viajes, hacer compras para el hogar o adquirir productos cotidianos.
Esto marca el paso del SEO tradicional a lo que se conoce como optimización para motores generativos. Ya no basta con aparecer en una búsqueda: ahora las marcas deben ser seleccionadas por algoritmos que recomiendan opciones en contextos específicos. Incluso grandes retailers han comenzado a notar cómo una parte relevante de su tráfico llega desde plataformas de IA, una señal clara de hacia dónde se dirige el comercio digital.
- Experiencias sin fricción y con la tecnología “invisible”
Los consumidores esperan procesos rápidos, simples y sin complicaciones. Entregas en cuestión de horas, atención inmediata y recomendaciones precisas ya no son un lujo, sino una expectativa, especialmente entre los primeros adoptantes de tecnología.
Paradójicamente, mientras el uso de la IA se expande, los clientes no quieren verla ni sentirla. Esperan que funcione en segundo plano. Al mismo tiempo, crecen las preocupaciones por la privacidad y la seguridad de los datos. La confianza del consumidor ha disminuido en los últimos años, y muchos temen un uso inadecuado de su información personal. Explicar con claridad cómo se usan los datos y bajo qué criterios aumenta significativamente la disposición a compartirlos.
- La confianza se convierte en el nuevo margen
Ahora bien, el uso responsable de los datos, la transparencia y la capacidad de ofrecer la propuesta correcta en el canal adecuado y en el momento oportuno son ahora factores que influyen directamente en la rentabilidad. Más que vender productos, los retailers deben construir relaciones sólidas y duraderas, donde el cliente se sienta comprendido como una persona completa, no solo como un comprador ocasional.
El retail hacia 2026: acción más que intención
Las tendencias del comercio minorista para 2026 apuntan a un sector más tecnológico, pero también más humano. La inteligencia artificial, el análisis de datos y los nuevos canales de compra serán herramientas clave, siempre que se utilicen con propósito y transparencia.