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La construcción de la infraestructura data de 1827, con mejoras estructurales realizadas en 1973 por el ingeniero Josep Bazalgette. 

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La firma británica de arquitectura, Foster + Partners, desarrolló una propuesta para la reparación del puente colgante, al que añadiría una carretera de dos pisos sobre la estructura original.

El puente de Hammersmith fue el primer puente colgante sobre el río Támesis, y fue el ingeniero Josep Bazalgette quien estuvo a cargo de la obra. Su construcción data de 1827, con mejoras estructurales realizadas en 1973.

Sin embargo, en meses recientes, fue suspendida toda la circulación luego de que sensores colocados en el puente revelaran que se estaban desarrollando microfacturas. Lo anterior, causado por los cientos de viajes diarios en autobuses pesados, teniendo en cuenta que −con 132 años de historia− no fue diseñado para el tráfico moderno.

En este sentido, Foster + Partners presentó ante Hammersmith and Fulham Council una propuesta de cruce temporal, que considera añadir una plataforma que permita que el tráfico de vehículos pase sobre la parte superior de otro carril, exclusivo para peatones y bicicletas; liberando así espacio para que los trabajadores realicen las reparaciones a la estructura original de manera segura.

Este cruce podría construirse en dos partes e ‘insertarse’ a través de éste desde ambos lados para encontrarse en el centro, apoyado por estructuras de celosía.

“Consideramos que nuestro concepto resuelve los dos desafíos para Hammersmith Bridge de manera económica y eficiente”, explicó el director de ingeniería estructural de Foster + Partners, Roger Ridsdill Smith. “Entregar un cruce temporal rápidamente, al tiempo que brinda un soporte seguro para acceder y renovar el puente existente”, continuó.

El consejo de Hammersmith and Fulham estimó que el costo de reparación del puente sería de 46 millones de euros, tan solo para estabilizarlo, y de 141 millones para restaurarlo a un estado en el que pudiera abrirse por completo al tráfico. Por otro lado, la propuesta presentada por Foster podría resultar más rentable, permitiendo que el puente reabra a los más de 22 mil vehículos que diariamente lo utilizan para cruzar el río.

David MacKenzie, director ejecutivo de COWI −firma de ingeniería que se asoció con Foster ´Partners para el proyecto− señaló: “Consideramos que este enfoque es práctico y viable. Nuestra experiencia es que la renovación de estructuras de puentes fuera del sitio es más segura y controlada, y el resultado final es de mayor calidad cuando se reinstala la estructura”.