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El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en abril la confianza del consumidor tuvo una disminución de -0.6 puntos respecto a marzo, lo que a su vez significó una caída anual a un ritmo del -2.2 por ciento.

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La Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor mostró que todos los componentes del indicador tuvieron un desempeño negativo en abril, destacando las mayores inquietudes respecto a la situación económica del país actual y en la esperada dentro de 12 meses.

Según un análisis de Monex, “la pérdida de optimismo en las cuatro categorías mermó las evaluaciones de posibilidades actuales de compra de los hogares, principalmente de algunos bienes duraderos como lavadoras, muebles, electrodomésticos y otros, con una disminución de 1.1 pts m/m, hasta ubicarse en 29.4 pts”.

 

Banco Base afirmó que “este pesimismo de los consumidores está relacionado a la incertidumbre global provocada por la guerra comercial, ya que se espera que tenga repercusiones en el empleo y los precios. Sin embargo, el deterioro no es reciente, pues las caídas mensuales consecutivas de la confianza ya acumulan medio año y coinciden con el deterioro de la actividad económica en México que en los primeros meses del 2025 se ha reflejado en una fuerte desaceleración de la creación de empleo formal”.

 

De cara al futuro, Monex prevé que “la percepción de los consumidores mantiene una notoria tendencia a la baja, ante la coyuntura de incertidumbre global, atribuida a la imposición de tarifas arancelarias de Estados Unidos; así como por la ralentización de las principales actividades económicas del país”.

Agregaron que “estos resultados han mermado las expectativas hacia el futuro, de los hogares y de la situación económica del país, reduciendo las expectativas de compra de bienes duraderos para los próximos 12 meses de las familias. Hacia adelante, consideramos que el indicador preserva retos importantes ante una profunda pérdida del optimismo de los consumidores, ante los débiles resultados de los últimos datos económicos (PIB e inflación), con presiones en la economía nacional y en las expectativas empresariales”.