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Debido a la política arancelaria de Estados Unidos y su presidente Donald Trump, México encuentra una nueva estrella exportadora: El equipo de cómputo desplaza a la industria automotriz y genera una nueva oportunidad de relocalización de empresas, ahora en el área tecnológica.

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Durante el primer semestre de 2025, México ha experimentado un giro significativo en su dinámica exportadora hacia Estados Unidos. Tradicionalmente dominada por la industria automotriz.

 

Las exportaciones mexicanas ahora tienen un nuevo protagonista: El equipo de cómputo, que se posiciona como el principal producto enviado al mercado estadunidense, de acuerdo con Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base.

 

Este cambio responde, en buena medida, a los efectos de los aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump sobre los automóviles, que actualmente enfrentan un arancel cobrado promedio de 16.05 por ciento. Esta medida ha provocado una caída del 6.29% en las exportaciones automotrices durante el primer semestre. En contraste, el equipo de cómputo —que ha enfrentado apenas un arancel cobrado promedio de 0.15%— duplicó su valor exportado, con un repunte de 108 por ciento.

Siller destacó que, aunque en enero de este año el 90.26% de los productos mexicanos ingresaban a Estados Unidos libres de arancel, actualmente la cifra se redujo ligeramente a 83 por ciento. Sin embargo, solo el 47% de las exportaciones mexicanas están cubiertas formalmente bajo el T-MEC, lo que implica un riesgo latente si los aranceles comienzan a aplicarse estrictamente.

 

 

A pesar de este contexto, la especialista enfatizó que el auge del equipo de cómputo abre una oportunidad estratégica para México en el contexto del nearshoring, ya que Estados Unidos ha reducido significativamente sus importaciones tecnológicas desde China. En consecuencia, México se ha convertido en el principal proveedor de este tipo de componentes para el mercado estadunidense, consolidándose como la nueva estrella de la exportación nacional.

 

Destacó que aquí hay una nueva oportunidad de nearshoring para México, pero no necesariamente estamos preparados para capitalizarlo.

La reconfiguración del comercio bilateral, si bien representa un desafío para sectores tradicionales como el automotriz, también deja ver nuevas ventanas de oportunidad que podrían detonar una etapa de inversión y desarrollo tecnológico en el país.

 

México debe aprovechar las negociaciones con Estados Unidos para que no se sigan cobrando los aranceles y ver cómo se vinculan las cadenas de suministro del sector proveedor de equipos de cómputo, como ya sucede en el sector automotriz, sobre todo porque Estados Unidos de algún lugar tiene que importar lo que ya no hace desde China, y México debería estar listo, pero nos falta infraestructura.

 

Hay una nueva oportunidad en México para el nearshoring, pero ya no es en la industria automotriz, ahora es en los equipos de cómputo, concluyó Siller.